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The White House
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Comentarios del Presidente sobre la reducción de la violencia con las armas

THE WHITE HOUSE
Oficina del Secretario de Prensa
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Para publicación inmediata                      3 de abril, 2013
 

COMENTARIOS DEL PRESIDENTE SOBRE LA REDUCCIÓN DE LA VIOLENCIA CON LAS ARMAS

Academia de Policía de Denver
Denver, Colorado

3:19 P.M. MDT

EL PRESIDENTE: ¡Gracias!  (Aplausos.)  Muchísimas gracias.  Tomen asiento, por favor.  Gracias.  Pues bien, me siento muy a gusto de estar nuevamente en Colorado.  Es estupendo estar nuevamente en Denver.  Quiero agradecerle al Jefe White por la presentación que me hizo.  Hoy tenemos algunos funcionarios electos excepcionales aquí con nosotros, y quiero reconocerlos.  Primeramente, aquí tenemos a un magnífico gobernador, John Hickenlooper.  (Aplausos.)  Por aquí está en alguna parte. Lo sé porque acabo de hablar con él. Allí está. A su lado está un magnífico teniente gobernador, Joe García.  (Aplausos.)  Uno de los más destacados senadores jóvenes del país, Michael Bennet, está aquí.  (Aplausos.)  Estupendos miembros de la Cámara de Representantes, Ed Perlmutter (aplausos) y Dianna Degette.  (Aplausos.)  Y tenemos aquí al propio alcalde de ustedes, Michael Hancock.  (Aplausos.) 

Quiero darle las gracias a la policía de Denver por recibirme aquí y, mucho más importante, por la labor tan extraordinaria que todos ustedes hacen todos y cada uno de los días para servir a sus comunidades y proteger a sus ciudadanos.

Antes de venir acá, tuve la oportunidad de reunirme con algunos miembros locales de cumplimiento del orden, el Procurador General Holder, y algunos de los líderes que acabo de mencionar, el magnífico alcalde de Aurora que está aquí, deportistas, padres, seres queridos de las víctimas de los tiroteos en Columbine y Aurora.  Y conversamos sobre lo que podemos hacer para proteger a más de nuestros ciudadanos de la violencia con las armas.

Y, desde el comienzo de este esfuerzo, hemos querido que los agentes de cumplimiento del orden ocupen un lugar primordial para llevar a cabo esta discusión y las reformas que surjan de esta, debido a que los agentes de cumplimiento del orden viven esto diariamente.  Ellos son los primeros en presenciar las terribles consecuencias de todo tipo de violencia, ciertamente la violencia con las armas: la pérdida de vidas, las familias destruidas, las comunidades que cambian para siempre. Con mucha frecuencia están en la línea del fuego. Ellos saben lo que funciona y lo que no funciona, así es que nos interesaban esa experiencia y esas recomendaciones. 

Y también era importante que nosotros obtuviéramos la opinión de los alcaldes como Steve Hogan, puesto que él ha estado en las primeras filas teniendo que manejar esos asuntos bajo circunstancias increíblemente tristes. Y he venido a Denver hoy específicamente porque Colorado está probando un modelo de lo que es posible.

Actualmente hace un poco más de 100 días desde el asesinato de 20 niños inocentes y de seis educadores valientes en Newtown, Connecticut, que fue un acontecimiento que horrorizó a este país y creo que impulsó a los padres de todo el país a decir, tenemos que hacer algo más para proteger a nuestros hijos. Pero consideren lo siguiente: Durante esos 100 o más días, más de 100 veces esa cantidad de estadounidenses han sido víctimas de la violencia con las armas. Más de 2,000 de nuestros compatriotas asesinados, con frecuencia solo porque estaban en la calle llevando a cabo sus rutinas habituales.  No estaban haciendo nada especial. Solo haciendo lo que hace la gente todos los días, ir de compras, ir a la escuela. Cada día que esperamos para hacer algo sobre esto, una bala de un arma nos arranca de nuestras vidas a aun más de nuestros compatriotas.

Ahora bien, la buena noticia es que Colorado ya ha decidido hacer algo al respecto.  (Aplausos.)  Vean ustedes, este es un estado que ha sufrido la tragedia de dos de los peores tiroteos masivos en nuestra historia; hace 14 años este mes en Columbine, y más recientemente el año pasado en Aurora.  Pero este también es un estado que valora sus derechos bajo la Segunda Enmienda; es el estado de cazadores y deportistas orgullosos.  Y, por cierto, el Gobernador quería que les recordara a todos que aquí en Colorado la caza de alce es extraordinaria.  (Risas.)  Hay una fuerte tradición de posesión de armas que se pasa de una generación a otra, y es parte de la fibra de las vidas de la gente. Y ellos tratan la posesión de armas con reverencia y respeto.

Pues bien estoy aquí porque creo que no tiene que haber un conflicto para reconciliar esas realidades.  No tiene que haber incompatibilidad entre proteger a nuestros ciudadanos y proteger nuestros derechos bajo la Segunda Enmienda. Tengo montones de cartas en mi oficina escritas por dueños de armas orgullosos, ya sean para deporte, o protección, o colección, que me cuentan lo mucho que ellos aprecian sus derechos, que no quieren que se infrinja en ellos pero, no obstante, quieren que hagamos algo para ponerle fin a esta epidemia de violencia con las armas. Y agradezco cada una de esas cartas.  Y también he aprendido de ellas. 

Y creo que Colorado ha demostrado que un progreso práctico es posible gracias al liderazgo del Gobernador Hickenlooper y de algunos de los legisladores estatales que están aquí hoy. Cuando estaba hablando con Steve, este me mencionó que Aurora es realmente una ciudad de color violeta.  Tiene un consejo municipal mayormente Republicano; la mayoría de los legisladores estatales son Demócratas.  Pero todos llegaron a un acuerdo sobre el entendimiento de que de esta tragedia tenía que salir algo que hiciera sentido.  Y, por lo tanto, hemos promulgado verificaciones de antecedentes más estrictas que no infringen en los derechos de los dueños responsables de armas pero que contribuirán a que las armas no lleguen a manos de gente peligrosa.  (Aplausos.)

Ahora bien, en enero, solo unas cuantas semanas después de Newtown, yo presenté una serie de propuestas de sentido común similares a lo que se ha aprobado aquí en Colorado, para reducir la violencia con las armas y mantener seguros a nuestros hijos. En mi discurso del Estado de la Unión, yo exhorté al Congreso a que votara sobre esas propuestas.  Y, por cierto, incluso antes de que siquiera solicitáramos la votación, ya yo había firmado varios decretos ejecutivos para hacer lo que podíamos hacer a nivel administrativo para cerciorarnos de que las armas no caigan en manos de gente que no debe tenerlas.

Pero lo que dije entonces sigue siendo la realidad: Si realmente vamos a atacar este problema seriamente, entonces tenemos que lograr que el Congreso tome el siguiente paso.  Y, tan pronto como la semana que viene, ellos votarán. Tan pronto como la semana que viene, todos los senadores tendrán la oportunidad de votar sobre si debemos o no requerir verificaciones de antecedentes para todo el que quiera comprar un arma.

Ahora bien, alguna gente dice que, realmente, ya tenemos verificaciones de antecedentes.  Y tiene razón.  Durante los últimos 20 años, esas verificaciones de antecedentes han evitado que más de 2 millones de gente peligrosa compren un arma.  Pero los vacíos legales que existen actualmente en las leyes han permitido que demasiados delincuentes y gente que no debe poseer armas, esto les ha permitido evadir totalmente las verificaciones de antecedentes.  Eso les dificulta a los agentes de cumplimiento del orden hacer su trabajo.  Es algo que no es seguro.  Ni es sensato.  Y, por cierto, tampoco es justo para los dueños responsables de armas que se rigen por las reglas.

Ahora bien, entiendan que nadie está hablando de crear un sistema completamente nuevo.  Estamos hablando simplemente de tapar huecos, de sellar un sistema poroso que no funciona tan bien como debe.  Si uno quiere comprar un arma, ya sea de un concesionario con licencia o de un vendedor privado, uno debe al menos tener que pasar una verificación de antecedentes para demostrar que uno no es un delincuente ni alguien a quien se le ha prohibido oficialmente comprar armas.  Y eso es solo de sentido común.  (Aplausos.) 

Durante nuestra discusión de mesa redonda con el Gobernador Hickenlooper, que yo sé positivamente que estaba en el meollo de este debate apasionado sobre la legislación aquí en Colorado, y alguna gente dijo, pues bien, las verificaciones de antecedentes no van a frenar a todo el mundo.  Y el Gobernador fue el primero en reconocer que, efectivamente, no frenarán a todo el mundo pero según él lo indicó, estadísticamente, hay un montón de gente a quien se ha frenado. 

Como consecuencia de las verificaciones de antecedentes, los agentes de cumplimiento del orden han podido impedir que obtenga armas gente a quien se haya condenado por asesinato, han podido impedir que obtenga armas gente que esté bajo órdenes de restricción por haber cometido abuso doméstico violento.  En un par de casos, el Gobernador me mencionó que los agentes de cumplimiento de orden de hecho han podido arrestar a gente que fue a recoger su arma (risas) porque eran delincuentes, a quienes se buscaba.

De manera que esto sí funciona.  Y, por cierto, si uno quiere vender un arma, ¿no querría saber a quién uno se la vende? ¿No quisieran ustedes saber?  ¿No querría uno en su conciencia saber que la persona a quien le vende el arma no va a cometer un delito?  (Aplausos.) 

Así es que estas verificaciones de antecedentes más detalladas no impedirán todos los crímenes con armas, pero ciertamente contribuirán a prevenir algunos.  Eso es algo de sentido común.  Y, por cierto, la mayoría de los dueños de armas, más del 80 por ciento, está de acuerdo en que esto tiene sentido.  Más del 70% de los miembros de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) está de acuerdo.  El noventa por ciento del pueblo americano está de acuerdo.  Así es que no hay motivo por el que no podamos hacerlo salvo que la política se meta de por medio.  No hay motivo por el que no podamos hacer esto.

Tan pronto como la semana que viene, todos los senadores tendrán la oportunidad de votar sobre una propuesta que contribuirá a reforzar la seguridad de las escuelas y ayudará a la gente que sufre de problemas de salud mental a obtener el tratamiento que necesita.

Tan pronto como la semana que viene, todos los senadores votarán sobre si debemos o no perseguir a la gente que compra armas como parte de un ardid para armar a los delincuentes.  Eso lograría que hubiera menos armas en la calle y fuera de las manos de la gente que tiene la intención de hacer daño.  Y les haría la vida mucho más fácil y segura a la gente que está detrás de mí: los oficiales de policía.

Todos los senadores podrán expresar su opinión sobre si debemos o no eliminar de nuestras calles las armas de guerra y los cargadores de municiones de alta capacidad que facilitan los asesinatos masivos.  Por ejemplo, el tipo de rifle de asalto que se usó en Aurora, cuando se combina con un cargador de alta capacidad, tiene un solo propósito: expedir tantas balas como sea posible, lo más rápido posible.  Eso es lo que hizo posible que ese hombre armado le disparara a 70 personas y matara a 12 en cuestión de pocos minutos.  No creo que las armas diseñadas para los teatros de guerra tengan cabida en teatros de cine.  La mayoría de los estadounidenses está de acuerdo con eso.  (Aplausos.)

La mayoría de estas ideas no son controversiales.  Ahora mismo, el 90 por ciento de los estadounidenses, el 90 por ciento, apoya las verificaciones de antecedentes que les impedirán comprar un arma a los delincuentes y la gente que se haya determinado que son un peligro para sí mismos o para otros.  Más del 80 por ciento de los Republicanos está de acuerdo.  La mayoría de los dueños de armas está de acuerdo.  Consideren lo siguiente: ¿Con qué frecuencia está el 90 por ciento de los estadounidenses de acuerdo sobre algo?  (Risas.)

Y, no obstante, ya hay algunos senadores allá en Washington que están flotando la idea de que podrían usar maniobras procesales confusas para impedir o demorar cualquiera de esas votaciones sobre la reforma.  Consideren esa idea.  Ellos no están diciendo sencillamente que votarán que “no” sobre la propuesta que la mayoría de los estadounidenses apoya.  Ellos están diciendo que harán todo lo posible por impedir que siquiera se permita la votación sobre una propuesta que la desbordante mayoría del pueblo americano apoya.  Ellos están diciendo que la opinión de ustedes no tiene importancia. 

Nosotros sabíamos desde el comienzo que el cambio no sería fácil.  Y sabíamos que habría voces poderosas que harían todo lo que pudieran para que se venciera el tiempo, cambiar de tema, y hacer caso omiso de la mayoría del pueblo americano.  Sabíamos que ellos intentarían que todo progreso se derrumbara bajo el peso del temor y la frustración, o que tal vez la gente simplemente dejaría de prestar atención.

La única manera de que esta vez sea diferente es si el pueblo americano exige que esta vez tiene que ser diferente; que esta vez, tenemos que hacer algo para proteger a nuestras comunidades y a nuestros hijos.  (Aplausos.)  Necesitamos padres, necesitamos maestros, necesitamos oficiales de policía, necesitamos pastores religiosos, necesitamos cazadores y deportistas, estadounidenses de todas las procedencias que digan que ya hemos sufrido demasiado dolor y que nos importan demasiado nuestros hijos para permitir que esto continúe.  No vamos a esperar simplemente que suceda el próximo Newtown o la próxima Aurora antes de tomar acción.  Y creo verdaderamente que eso es lo que una abrumadora mayoría de los estadounidenses, sin importarme a qué partido pertenezcan, eso es lo que ellos quieren.  Ellos solo quieren ver cierto progreso. 

Resultó interesante, durante la conversación, que muchas personas hablaron sobre el asunto de la confianza.  Parte del motivo por el que es tan difícil lograr eso es porque ambos lados del debate a veces no se escuchan entre sí.  La gente que asume posiciones absolutas sobre estos asuntos, en ambos lados, a veces no está dispuesta a ceder ni siquiera una pulgada de terreno. 

Así es que una de las preguntas de las que hablamos fue, ¿cómo se crea la confianza?  ¿Cómo se vuelve a crear cierta confianza?  Y yo conté la historia de dos conversaciones que yo sostuve.  La primera conversación fue cuando Michelle regresó de hacer algunas actividades de la campaña política en las áreas rurales de Iowa.  Y estábamos sentados para cenar, y ella había estado en un condado grande, hay que manejar mucho allá, muchas fincas.  Y ella me dijo, si yo estuviera viviendo en una finca en Iowa, probablemente yo quisiera tener una pistola también.  Si alguien simplemente llega en su auto a la entrada de la casa de uno y uno no está en casa, uno no sabe quién es esa gente y uno no sabe qué tiempo puede demorarles a los sheriffs responder.  Entiendo porqué uno quisiera tener algunas armas como protección.  Esa fue una conversación.

Tuve otra conversación hace solo un par de meses con una madre de Chicago, realmente Evanston, Illinois, cuyo hijo había sido asesinado en un tiroteo al azar.  Y ella me dijo, sabe qué, no me gusta que la gente me diga que a mi hijo lo asesinaron por estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.  Él estaba en el lugar correcto.  Él iba camino a la escuela.  Él no estaba en el lugar incorrecto.  Él estaba exactamente en el lugar donde tenía que estar. 

Ahora bien, ambas cosas son ciertas.  Y a veces estamos tan divididos entre lo rural y lo urbano, y la gente para quien la cacería es parte de sus vidas y la gente cuya única experiencia con las armas es la delincuencia en las calles.  Y ambos lados simplemente no se entienden.  Y, más que todo, lo que quiero enfatizar es que hay gente buena en ambos lados de este debate, pero tenemos que poder colocarnos en la situación de la otra persona.  Si uno es cazador, si uno es deportista, si uno tiene un arma en su casa como protección, uno tiene que entender lo que siente esa madre cuyo hijo fue asesinado al azar.

Y, si uno vive en un área urbana y le preocupa la delincuencia en la calle, uno tiene que entender lo que sería si uno se crió en un rancho y su padre lo ha llevado de cacería toda la vida.  Y teníamos a unos deportistas en nuestra conversación de hoy, y creo que uno de ellos dijo algo muy importante.  Este dijo que todas sus experiencias con las armas habían sido positivas, pero que se daba cuenta de que, para otros, todas sus experiencias sobre las armas han sido negativas.  Pues bien, es un comienzo, ¿no es cierto?  Si comenzamos a escucharnos unos a otros, entonces debemos poder hacer algo que sea constructivo.  Debemos poder lograrlo.  (Aplausos.) 

Una última cosa que voy a mencionar es que, durante esa conversación, espero que no te importe que cite tus palabras textuales, Joe.  Joe García, creo yo que también hizo un comentario importante y es que los que están opuestos a algunas de estas leyes de sentido común han fomentado temores entre los dueños responsables de armas que no tienen nada que ver con lo que se propone y nada que ver con los hechos sino que se nutren de esa sospecha sobre el gobierno. 

Uno escucha algunos de estos comentarios: “Necesito un arma para protegerme del gobierno.”  “No podemos hacer verificaciones de antecedentes porque el gobierno va a venir a quitarme mis armas.” 

Pues bien, el gobierno somos nosotros.  Estos funcionarios los eligen ustedes.  (Aplausos.)  Ustedes los eligen.  Yo he sido electo por ustedes.  Yo estoy restringido, al igual que ellos están restringidos, por un sistema que establecieron nuestros Fundadores.  Es un gobierno del pueblo y por el pueblo.

Y de esta manera, de seguro, podemos tener un debate que no se base en el concepto de que, de alguna manera, los representantes electos por ustedes estén intentando hacerles algo a ustedes que no sea potencialmente impedirle a otro grupo de familias que sufra como han sufrido las familias de Aurora o de Newtown o de Columbine.  Tenemos que dejar atrás cierta de la retórica que se hace perpetua y que deshace la confianza y es tan exagerada que simplemente acalla toda discusión.  Y es importante que, cuando escuchemos ese tipo de debate, todos nosotros digamos espera un momento.  Si hay alguna gente por ahí que sea dueña de armas, y haya estado escuchando que de alguna manera alguien le va a quitar sus armas, infórmese de los hechos.  No estamos proponiendo un sistema de registro de armas; estamos proponiendo verificaciones de antecedentes para los delincuentes.  (Aplausos.)

No escuchen simplemente lo que algunos defensores o gente que tiene algún interés en esto están diciendo.  Analice la legislación en sí.  Eso fue lo que sucedió aquí en Colorado.  Y tengo la esperanza de que, si conocemos los hechos y nos escuchamos unos a otros, entonces realmente podemos ir adelante.

Y eso es lo que ustedes tienen que decirles a los miembros del Congreso.  Ahora mismo, los miembros del Congreso están de regreso a casa en sus distritos.  Muchos de ellos están llevando a cabo eventos donde pueden escuchar las opiniones de sus electores.  Así es que le pido a todo el que esté escuchando hoy que averigüe cuál es la posición de su miembro del Congreso sobre estos asuntos.  Si ellos no son parte del 90 por ciento de los estadounidenses que está de acuerdo con las verificaciones de antecedentes, entonces pregúntenles por qué no.  ¿Por qué motivo no querríamos que fuera más difícil que un delincuente peligroso obtuviera un arma? ¿Por qué motivo no querríamos eliminar el vacío legal que permite que demasiados delincuentes compren un arma sin siquiera la más sencilla verificación de antecedentes?  ¿Por qué demonios no quisiéramos que el trabajo de los agentes de cumplimiento del orden fuese más fácil en lugar de más difícil?

Yo sé que algunos de los oficiales que están aquí hoy saben lo que se siente cuando uno le mira a las ojos a un padre o a un abuelo, a un hermano o hermana, o a un cónyuge que acaba de perder a un ser querido debido a un acto de violencia.  Por cierto, algunas de esas familias están aquí hoy.  Y, como oficiales de policía, ustedes saben mejor que nadie que no hay una solución mágica que prevenga cada una de las cosas malas que suceden en el mundo.  No obstante ustedes se ponen su uniforme, se colocan su insignia, y se ponen a riesgo día tras día.  Todos los días, ustedes van al trabajo e intentan hacer lo mejor posible por proteger a la gente a quienes ustedes han jurado proteger y servir.  Pues bien, ¿cómo podemos el resto de nosotros como ciudadanos hacer menos?

Si solo hay una medida que podamos tomar para impedir que más estadounidenses conozcan el dolor que han conocido algunas de las familias que están aquí, ¿no tenemos la obligación de intentarlo? ¿No tenemos la obligación de intentarlo?  (Aplausos.)  Si estas reformas impiden que una sola persona asesine a decenas de niños inocentes o de fieles religiosos o de espectadores de cine en cuestión de minutos, ¿no merece la pena luchar por ello?  (Aplausos.)  Yo creo que sí.  Por eso es que voy a continuar mi labor.  Voy a continuar haciendo mi mejor esfuerzo.  Pero voy a necesitar la ayuda de ustedes. 

Esto no es algo fácil.  Y voy a ir al grano; para muchos miembros del Congreso esto les resulta difícil.  Porque aquellos que están opuestos a todo tipo de legislación que afecte las armas, ellos están muy bien organizados y están muy bien financiados.  Pero puede lograrse si se escuchan suficientes voces.

Así es que quiero agradecerles a todos los oficiales de policía que están aquí por hacer sus mejores esfuerzos cada día.  (Aplausos.)  Quiero agradecerle al Gobernador Hickenlooper su extraordinario liderazgo.  (Aplausos.)  Quiero agradecerles a todas las familias que están aquí su valor para estar dispuestas a sacar algo positivo de esta tragedia.  Quiero agradecerle al pueblo de Colorado por unir fuerzas de maneras razonables.  (Aplausos.)  Veamos si podemos lograr que todo el país haga lo mismo.

Muchas gracias, Denver.  Que Dios los bendiga.  Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.  (Aplausos.)

 

 FIN                3:45 P.M. MDT