La economía de Biden

Hace cuatro años, la pandemia paralizó temporalmente gran parte de la economía mundial. Desde entonces, los resultados económicos de los Estados Unidos han dejado atrás a otros países e incluso han batido algunos de sus propios récords. La tasa de crecimiento es alta, la tasa de desempleo está en mínimos históricos, la riqueza del hogar se está aumentando y los salarios están subiendo más rápidamente que los costos, especialmente para la clase trabajadora.

El rendimiento superior de Estados Unidos se ha acelerado recientemente. Desde el comienzo de 2020, justo antes de la pandemia de COVID-19, el crecimiento real de Estados Unidos ha sido del 10 %, tres veces el promedio del resto de los países del G7. Entre el grupo del G20, que incluye grandes mercados emergentes, Estados Unidos es el único cuya producción y empleo están por encima de las expectativas previas a la pandemia.

Muchos expertos predijeron que la economía estaría en recesión a esta altura. Pero no fue así.

De repente, la inversión en la industria manufacturera se ha disparado. Lo que no lograron las políticas comerciales de Trump, lo lograron las políticas industriales del presidente Biden.

Los llamados condados “abandonados” de Estados Unidos —los que alguna vez fueron grandes centros manufactureros y otros lugares en apuros que tuvieron grandes dificultades a principios de este siglo— han protagonizado una notable reaparición. En los últimos tres años, se han creado puestos de trabajo y nuevas empresas al ritmo más rápido desde que Bill Clinton era presidente.

El presidente Biden prometió ayudar a Estados Unidos a superar a la autoritaria China y a sanar algunas de las divisiones económicas internas. Ambos objetivos se están logrando. 

Estados Unidos se está adelantando cada vez más a las economías avanzadas del mundo, con un aumento de la inversión que da sus frutos en forma de mayor productividad y salarios.