Capitolio de los Estados Unidos

21:08 horas, hora de Washington

EL PRESIDENTE: Sr. Presidente de la Cámara (aplausos).

(De cara al público) Gracias. Puede sonreír, está bien. 

Gracias, gracias, gracias. (Aplausos). Gracias. Por favor.

Sr. Presidente de la Cámara. Sra. Vicepresidenta. Nuestra primera dama y segundo caballero. Qué bueno verlos ahí. (Aplausos). Miembros del Congreso.

Y por cierto, juez en jefe, quizá necesito una orden del tribunal. (Risas). Ella va a ir al juego mañana, la semana próxima; yo me tengo que quedar en casa. Tenemos que hacer algo aquí.

Miembros del Gobierno. Líderes de nuestro ejército. Juez en jefe, jueces asociados, jueces retirados del Tribunal Supremo. Y ustedes, mis conciudadanos estadounidenses.

Empiezo esta noche felicitando a los miembros del 118 º Congreso y al nuevo Presidente de la Cámara, Kevin McCarthy. (Aplausos).

Señor presidente de la Cámara, no quiero arruinar su reputación, pero espero con interés trabajar con usted. (Risas).

También quiero felicitar al nuevo líder de los demócratas de la Cámara y primer líder de la minoría afroestadounidense en la Cámara de la historia, Hakeem Jeffries. (Aplausos). 

Ganó a pesar de que hice campaña por él. (Risas).

Enhorabuena al líder del Senado con más años en el cargo de la historia, Mitch McConnell. ¿Dónde estás Mitch? (Aplausos).

Y enhorabuena a Chuck Schumer por otro mandato como líder de la minoría [mayoría] en el Senado, saben, creo, solo que esta vez tiene una mayoría un poco mayor. Sr. Líder. Usted es el líder de la mayoría. ¿Cuánto mayor? (Risas).

Bien, quiero decirles, quiero ofrecer un reconocimiento especial a alguien que creo que será considerada la mejor Presidenta en la historia de esta Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. (Aplausos).

Amigos, la historia de Estados Unidos es una historia de progreso y resiliencia. De siempre ir hacia adelante. De nunca, nunca, rendirse.

Una historia única entre las naciones.

Somos el único país que ha surgido de cada crisis que haya experimentado más fuerte que cuando entró en ella.

Miren, amigos, eso es lo que estamos haciendo de nuevo.

Hace dos años, la economía se tambaleaba. 

Estoy aquí esta noche después de que hayamos creado, con la ayuda de muchas personas en esta sala, 12 millones de nuevos puestos de trabajo, más empleos creados en dos años que los que ningún presidente haya creado nunca en cuatro años, debido a todos ustedes, debido al pueblo estadounidense. (Aplausos).

Hace dos años, y hace dos años, COVID había cerrado, cerrado nuestros negocios, fue un gran robo a nuestras escuelas.

Hoy, COVID ya no controla nuestras vidas. 

Y hace dos años, nuestra democracia se enfrentaba a su mayor amenaza desde la Guerra Civil. 

Y hoy, aunque golpeada, nuestra democracia permanece intacta e inquebrantable. (Aplausos).

Al reunirnos aquí esta noche, estamos escribiendo el siguiente capítulo de la gran historia estadounidense, una historia de progreso y resiliencia. Cuando los líderes mundiales me piden que defina a Estados Unidos, y lo hacen, lo crean ustedes o no, yo digo que lo defino con una palabra, y así lo creo: Posibilidades. No pensamos que haya nada más allá de nuestra capacidad. Todo es posible.

Saben, a menudo nos dicen que los demócratas y los republicanos no pueden trabajar juntos. 

Pero en estos dos últimos años hemos demostrado que los cínicos y los detractores estaban equivocados.

Sí, hemos discrepado mucho. Y sí, hubo momentos en los que los demócratas tuvieron que actuar solos.

Pero una y otra vez, demócratas y republicanos nos unimos.

Nos unimos para defender una Europa más fuerte y segura.

Nos unimos para aprobar una ley de infraestructuras única en una generación, tendiendo puentes para conectar nuestra nación y a nuestra gente.

Nos unimos para aprobar una de las leyes más importantes de la historia para ayudar a los veteranos expuestos a quemaduras tóxicas. De hecho, es importante (Aplausos).

Y de hecho, he firmado más de 300 leyes bipartidistas desde que soy presidente. Desde la reautorización de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer hasta la Ley de Reforma del Recuento Electoral, pasando por la Ley de Respeto al Matrimonio, que protege el derecho a casarse con la persona amada.

A mis amigos republicanos, si pudimos trabajar juntos en el último Congreso, no hay razón para que no podamos hacerlo en este nuevo Congreso y encontremos el consenso en materias importantes. (Aplausos).

Amigos, ustedes están tan informados como yo, pero creo que el pueblo nos ha enviado un mensaje claro. Luchar por luchar, el poder por el poder, el conflicto por el conflicto, no nos lleva a ninguna parte.

Y esta siempre ha sido mi visión para nuestro país, y sé que es la de muchos de ustedes.

Restaurar el alma de la nación.

Reconstruir la columna vertebral de Estados Unidos, la clase media de Estados Unidos.

Y unir al país.

Hemos sido enviados aquí para terminar el trabajo, en mi opinión. 

Durante décadas, la clase media fue vaciada, y aún más, y ninguna administración, pero durante un largo tiempo. 

Demasiados puestos de trabajo bien remunerados se trasladaron al extranjero. Las fábricas en el país cerraron. 

Ciudades y pueblos antaño prósperos que muchos de ustedes representan se convirtieron en sombras de lo que solían ser.

Y por el camino se perdió algo más.

El orgullo. El sentido de la autoestima.

Me presenté a la Presidencia para cambiar las cosas en lo fundamental, para garantizar que la economía funcione para todos y que todos podamos sentirnos orgullosos de lo que hacemos.

Para construir una economía de abajo arriba y de la clase media hacia fuera, no de arriba abajo. Porque cuando a la clase media le va bien, los pobres tienen una escalera para subir y a los ricos les sigue yendo muy bien. A todos nos va bien.

Sé que muchos de ustedes se ríen de mí porque siempre cito a mi padre, pero como decía mi padre, “Joey, un trabajo es mucho más que un sueldo”. De verdad que decía esto, es mucho más que un sueldo. Se trata de tu dignidad. Se trata de respeto. Se trata de poder mirar a tu hijo a los ojos y decirle: “Cariño, todo va a salir bien”, y decirlo en serio.

Bien, amigos, veamos los resultados. La tasa de desempleo es del 3,4 %, el nivel más bajo en 50 años. (Aplausos). Casi un récord, casi un récord en el desempleo. Una tasa de desempleo para los trabajadores negros e hispanos casi sin precedentes.

Ya hemos creado, con su ayuda, 800.000 empleos manufactureros bien remunerados, el crecimiento más rápido en 40 años. (Aplausos).

Y ¿Dónde dice, dónde dice que Estados Unidos no puede ser el líder mundial del sector manufacturero? No sé dónde está escrito eso.

Durante muchas décadas importamos productos y exportamos empleos. Ahora, gracias a todo lo que han hecho ustedes, estamos exportando productos estadounidenses y creando empleos en Estados Unidos. (Aplausos).

Amigos, la inflación ha sido un problema mundial porque la pandemia perturbó nuestras cadenas de suministro y la injusta y brutal guerra de Putin en Ucrania interrumpió los suministros de energía y alimentos, al bloquear todo el grano de Ucrania.

Pero ahora mismo estamos mejor posicionados que ningún otro país en la Tierra.

Nos queda más por hacer, pero aquí en el país, la inflación está bajando.

En nuestro país, el precio de la gasolina ha bajado 1,50 dólares desde su máximo.

La inflación de los alimentos está bajando, no lo suficientemente rápido, pero está bajando.

La inflación ha bajado cada mes durante los últimos seis meses, mientras que el sueldo neto ha subido.

Además, en los dos últimos años, una cifra récord de 10 millones de estadounidenses presentaron solicitudes de creación de pequeñas empresas. Diez millones. (Aplausos).

Y por cierto, cada vez que alguien crea una pequeña empresa, es un acto de esperanza.

Y Sra. Vicepresidenta quiero agradecerle que lidere ese esfuerzo para garantizar que más pequeñas empresas tengan acceso al capital y a las leyes históricas que elaboramos y van a promulgarse. 

Aquí, el año pasado, compartí con ustedes una historia de genialidad y posibilidades estadounidenses.

Los semiconductores, pequeños chips del tamaño de la punta de un dedo que hacen funcionar todo, desde teléfonos móviles a automóviles, y mucho más. Estos chips se inventaron en Estados Unidos. Que quede claro. Fueron inventados en Estados Unidos. (Aplausos).

Estados Unidos fabricaba casi el 40 por ciento de los chips del mundo.

En las últimas décadas perdimos nuestra ventaja y sólo producimos el 10 por ciento. Todos vimos lo que ocurrió durante la pandemia cuando cerraron las fábricas de chips en el extranjero. 

Los automóviles actuales necesitan hasta 3.000 chips cada uno, pero los [fabricantes] de automóviles estadounidenses no podían fabricar suficientes autos porque no había suficientes chips. 

Los precios de los autos subieron. Hubo despidos en masa. Y lo mismo ocurrió con los frigoríficos y los teléfonos móviles. 

No podemos permitir que eso vuelva a ocurrir.

Por eso, (aplausos) por eso que nos hemos unido para aprobar la ley bipartidista de CHIPS y Ciencia. (Aplausos).

Amigos, sé que se me ha criticado por decir esto, pero no voy a cambiar mi punto de vista. Nos estamos asegurando de que la cadena de suministro de Estados Unidos empiece en Estados Unidos. La cadena de suministro de Estados Unidos empieza en Estados Unidos. (Aplausos).

Ya hemos creado, (aplausos), ya hemos creado 800.000 nuevos puestos de trabajo en el sector manufacturero incluso sin esta ley, antes de que entre en vigor.

Con esta nueva ley, crearemos cientos de miles de nuevos puestos de trabajo en todo el país. Y quiero decir en todo el país. No solamente en la costa, sino también en el centro del país.

Eso vendrá de empresas que han anunciado más de 300.000 millones de dólares en inversiones en el sector manufacturero estadounidense en los próximos años.

En las afueras de Columbus (Ohio), Intel está construyendo fábricas de semiconductores en mil acres, literalmente un campo de ensueño.

Eso dará lugar a 10.000 puestos de trabajo, tan solo esa inversión. 7000 empleos en la construcción. 3000 empleos en las fábricas una vez terminadas, las llaman fábricas.

Empleos que pagan en promedio 130.000 dólares al año, y muchos no requieren título universitario. (Aplausos).

Empleos, porque trabajamos juntos, en los que la gente no tiene que salir de sus poblaciones de origen en busca de oportunidades.

Y esto no ha hecho más que empezar.

Piensen en las nuevas viviendas, las nuevas pequeñas empresas, las empresas grandes y medianas, y muchas otras cosas que serán necesarias para apoyar a estos 3000, estos 3000 empleos permanentes en las fábricas que se van a construir.

Hablen con alcaldes y gobernadores, demócratas y republicanos, y les dirán lo que esto significa para sus comunidades.

Estamos viendo cómo estos campos de ensueño transforman el corazón del país.

Pero para mantener la economía más fuerte del mundo, también necesitamos las mejores infraestructuras del mundo. (Aplausos).

Y amigos, ya lo saben, solíamos tener el 1er puesto del mundo en infraestructuras, y luego caímos al puesto 13 º. Los Estados Unidos de América, en el puesto 13 º del mundo en lo que se refiere a infraestructura, infraestructura moderna.

Ahora mejoraremos porque nos unimos para aprobar la ley bipartidista de infraestructuras, la mayor inversión en infraestructuras desde el Sistema de Autopistas Interestatales del presidente Eisenhower. (Aplausos).

Y amigos, ya hemos financiado más de 20.000 proyectos, incluso en los principales aeropuertos, desde Boston hasta Atlanta y Portland.

Estos proyectos pondrán a trabajar a cientos de miles de personas en la reconstrucción de nuestras autopistas, puentes, ferrocarriles, túneles, puertos y aeropuertos, agua potable e Internet de alta velocidad en todo Estados Unidos. Urbano. Suburbano. Rural. Tribal.

Y amigos, no hemos hecho más que empezar. No hemos hecho nada más que empezar. (Aplausos).

Lo digo sinceramente, agradezco a mis amigos republicanos que votaron a favor de la ley. Y a mis amigos republicanos que votaron en contra también. Pero si todavía, si todavía me piden que financie proyectos en sus distritos, no se preocupen. Prometí ser el presidente de todos los estadounidenses. Financiaremos sus proyectos. Y les veré en la inauguración. (Aplausos).

Miren, esta ley, esta ley ayudará a unir aún más a todo Estados Unidos.

Proyectos como el puente Brent Spence entre Kentucky y Ohio sobre el río Ohio. Construido hace 60 años. Muy necesitado de reparaciones. Una de las rutas de transporte de mercancías más congestionadas del país, que transporta diariamente mercancías por valor de 2.000 millones de dólares. La gente lleva décadas hablando de arreglarla, pero por fin vamos a hacerlo.

Fui allí el mes pasado con demócratas y republicanos de ambos estados para entregar 1.600 millones de dólares designados para este proyecto. (Aplausos).

Mientras estaba allí, conocí a una joven trabajadora llamada Saria, que está aquí esta noche. No sé dónde está Saria, ¿está en el palco? No lo sé. Saria, ¿cómo estás?

Bien, Saria, durante 30 años, 30 años, me dijo, ha sido una orgullosa miembro del Local 44 del sindicato de construcción con hierro, conocidos como (aplausos) los “vaqueros del cielo” (aplausos), los trabajadores que construyeron el paisaje urbano de Cincinnati.

Sara dice que tiene muchas ganas de estar diez pisos por encima del río Ohio construyendo ese nuevo puente. Que Dios la bendiga (risas y aplausos), eso es estar orgulloso.

Eso es lo que también estamos construyendo, reconstruyendo el orgullo.

Miren, también estamos sustituyendo las tuberías de plomo tóxico que llegan a 10 millones de hogares en Estados Unidos y a 400.000 escuelas y guarderías, para que todos los niños de Estados Unidos, todos los niños de Estados Unidos, puedan beber agua limpia en lugar de sufrir daños permanentes a su cerebro. (Aplausos).

Miren, estamos asegurándonos (aplausos), asegurándonos, de que todas las comunidades, todas las comunidades en Estados Unidos, tengan acceso a Internet asequible de alta velocidad.

Ningún padre debería tener que conducir hasta el estacionamiento de un McDonald’s para que su hijo pueda hacer los deberes por Internet, y muchos lo hacen con sus hijos, muchos, miles, lo hacen en todo el país.

Y cuando hagamos estos proyectos, y de nuevo, me critican por esto pero no me excuso por ello, vamos a comprar lo que esté hecho en Estados Unidos. (Aplausos). Vamos a comprar lo que esté hecho en Estados Unidos.

Amigos, (aplausos), es totalmente, es totalmente congruente con las reglas de comercio internacional. Comprar lo que esté hecho en Estados Unidos ha sido ley en el país desde 1933. Pero durante demasiado tiempo, las administraciones anteriores, demócratas y republicanas, han encontrado formas de eludirla. 

Ahora ya no.

Esta noche también anuncio nuevas normas para exigir que todos los materiales de construcción utilizados en los proyectos federales de infraestructuras sean fabricados en Estados Unidos. (Aplausos). Hechos en Estados Unidos. Lo digo en serio. (Aplausos). Madera, vidrio, paneles de yeso y cables de fibra óptica.

Y durante mi mandato, las carreteras, puentes y autopistas estadounidenses se construirán con productos estadounidenses también.

Amigos, mi plan económico consiste en invertir en lugares y personas que han sido olvidados. Muchos de ustedes que están escuchando esta noche, sé lo que sienten. Muchos de ustedes sienten que sencillamente han sido olvidados. En medio de la agitación económica de las últimas cuatro décadas, demasiadas personas han sido dejadas atrás o tratadas como si fueran invisibles.

Tal vez sea usted, mirando desde su casa. Recuerda los trabajos que desaparecieron. Los recuerda, ¿verdad? 

La gente en sus hogares los recuerda, y se pregunta si existe ya un camino para que usted y sus hijos salgan adelante sin tener que mudarse. 

Bien, pues esa es la razón, lo entiendo. Esa es la razón por la que estamos creando una economía en la que no se deje a nadie atrás.

Vuelven los empleos, vuelve el orgullo, gracias a las decisiones que hemos tomado en los dos últimos años. 

Desde mi punto de vista este es un proyecto para reconstruir la clase trabajadora de Estados Unidos y marcar una diferencia real en sus vidas en sus hogares. (Aplausos). 

Por ejemplo, muchos de ustedes se acuestan por la noche mirando al techo, preguntándose qué ocurrirá si por amor de Dios, su cónyuge tiene cáncer, si su hijo se enferma de algo fatal o si le ocurre algo a usted. ¿Qué hará, tendrá dinero para pagar las facturas médicas? ¿Tendrá que vender la casa o asumir una segunda hipoteca para esta?

Lo entiendo. Lo entiendo. 

Con la Ley para la Reducción de la Inflación que he promulgado, nos enfrentamos a poderosos intereses para reducir los costes sanitarios y que ustedes puedan dormir mejor por la noche y más seguros.

Saben, pagamos más por los medicamentos recetados que cualquier otro país del mundo. Permítanme decirlo de nuevo: pagamos más por los medicamentos recetados que cualquier otro país principal del planeta.

Por ejemplo, uno de cada diez estadounidenses tiene diabetes. Muchos de ustedes en esta cámara y en el público. Cada día, millones de personas necesitan insulina para controlar su diabetes y literalmente seguir con vida. La insulina existe desde hace más de 100 años. El hombre que la inventó ni siquiera la patentó porque quería que estuviera a disposición de todo el mundo. 

La fabricación de la insulina sólo cuesta alrededor de 10 dólares por ampolla a las empresas farmacéuticas. Con el paquete y lo demás, quizá llegue a 13 dólares. Pero, las grandes empresas farmacéuticas han estado cobrando injustamente a la gente cientos de dólares, de 4 a 500 dólares al mes, y obteniendo beneficios récord. Ahora ya no. (Aplausos). Ahora ya no.

Esta ley también pone un tope máximo de 2.000 dólares al año a los gastos personales de los ancianos con Medicare en medicamentos, pues en realidad hay muchos fármacos, como los caros medicamentos contra el cáncer, que pueden costar hasta 10.000, 12.000 y 14.000 dólares al año.

Así que muchas de las cosas que hemos hecho están empezando a notarse. Dijimos que íbamos a hacer esto y que aprobaríamos la ley para hacerlo, pero la gente no lo sabía porque la ley no entró en vigor hasta el 1 de enero de este año.

Limitamos el coste de la insulina a 35 dólares al mes para las personas mayores con Medicare. (Aplausos). La gente está empezando a enterarse, y estoy seguro de que ustedes reciben las mismas llamadas que yo recibo.

Miren, hay millones de estadounidenses que no, que no tienen Medicare, entre ellos 200.000 jóvenes con diabetes de tipo I que necesitan insulina para salvar sus vidas, que necesitan esta insulina para estar vivos.

Acabemos el trabajo esta vez. Limitemos el coste de la insulina a 35 dólares al mes para todo el mundo. (Aplausos). 

Amigos, a las grandes farmacéuticas todavía les va a ir muy bien, se lo prometo a todos. Les prometo que les va a ir muy bien.

Esta ley también, esta ley también pone un tope máximo, que no entrará en vigor hasta 2025, de 2000 dólares al año a los gastos de pago de fármacos de los ancianos con Medicare. No hay que pagar más de 2000 dólares al año independientemente de lo que cuesten sus medicamentos. ¿Saben por qué? Todos lo saben. (Aplausos). 

Muchos de ustedes, como muchos en mi familia, tienen cáncer. Saben que los medicamentos contra el cáncer oscilan entre 10.000, 11.000, 14.000 a 15.000 dólares al año en fármacos contra el cáncer.

Si los precios de los medicamentos suben más rápido que la inflación, las compañías farmacéuticas tendrán que devolver a Medicare la diferencia. (Aplausos). 

Y por fin, por fin, vamos a dar a Medicare el poder de negociar los precios de los medicamentos. (Aplausos).

Reducirá, se reducirán, los costes de los medicamentos recetados lo cual no sólo ahorrará dinero a los ancianos, sino que recortará el déficit federal en miles de millones de dólares (aplausos), en cientos de miles de millones de dólares porque estos medicamentos con receta son comprados por Medicare para hacer cumplir su compromiso con los ancianos. 

Bien, ¿qué creen? En vez de pagar 4 o 500 dólares al mes, pagarán 15. Eso son muchos ahorros para el gobierno federal. 

Y por cierto, ¿Por qué no íbamos a querer hacerlo?

Algunos miembros de esta cámara amenazan, y sé que no es la posición oficial del partido, así que no voy a exagerar, pero amenazan con derogar la Ley de Reducción de la Inflación. (Aplausos).

Como diría mi entrenador, está bien. Es justo. Como solía decir mi entrenador de fútbol americano, “Mucha suerte en tu último año”. (Risas).

No se equivoquen, si intentan hacer algo para aumentar el coste de los medicamentos con receta, lo vetaré. (Aplausos).

Me complace decir que ahora hay más estadounidenses con seguro médico que nunca en la historia. Una cifra récord de 16 millones de personas están inscritas en la Ley de Asistencia de Salud Asequible. (Aplausos). 

Y gracias, gracias a la ley que firmé el año pasado, millones de personas ahorran, ahorran, 800 dólares al año en sus primas.

Pero tal y como está redactada esa ley, ese beneficio expira después de 2025. Así que les ruego a algunos de ustedes al menos entre los que están aquí, que terminemos el trabajo y hagamos que esos ahorros sean permanentes. (Aplausos). Ampliemos la cobertura de Medicaid. (Aplausos). 

Miren, la Ley de Reducción de la Inflación es también la inversión más importante jamás realizada para hacer frente a la crisis climática. (Aplausos). Reducirá las facturas de los servicios públicos, creará puestos de trabajo en Estados Unidos y conducirá al mundo hacia un futuro de energía limpia.

He visitado las devastadoras consecuencias de inundaciones y sequías sin precedentes, tormentas e incendios forestales desde Arizona a Nuevo México, hasta la frontera con Canadá.

Se ha quemado leña en más tamaño que el estado de Misuri entero de lo que he observado desde helicópteros. ¿Y no tenemos calentamiento global? No hay problema

Además de la recuperación de emergencia desde Puerto Rico hasta Florida e Idaho, estamos reconstruyendo a largo plazo.

Nuevas redes eléctricas capaces de resistir la próxima gran tormenta, y no, prevenir esos incendios, los incendios forestales. Carreteras y sistemas de abastecimiento de agua que resistan la próxima gran inundación. Energía limpia para reducir la contaminación y crear empleo en comunidades que a menudo se quedan atrás.

Estamos construyendo 500.000 estaciones de recarga de vehículos eléctricos instaladas en todo el país por decenas de miles de trabajadores del “IBEW”. (Aplausos). 

Y ayudando a las familias a ahorrar más de 1000 dólares al año con créditos tributarios por la compra de vehículos eléctricos y electrodomésticos de bajo consumo, electrodomésticos eficientes en su uso de energía. 

Esfuerzos históricos de conservación para ser administradores responsables de nuestras tierras.

 Afrontemos la realidad. A la crisis climática no le importa si su estado es rojo o azul. Es una amenaza existencial.

Tenemos la obligación, no solo para nosotros, sino ante nuestros hijos y nietos de hacerle frente. 

Estoy orgulloso de que Estados Unidos esté por fin dando un paso adelante ante este desafío. Todavía vamos a necesitar petróleo y gas durante un tiempo pero, ¿saben qué?, (aplausos), sabemos, aún queda mucho por hacer. Tenemos que acabar el trabajo.

Y pagaremos estas inversiones en nuestro futuro haciendo que, por fin, los más ricos y las mayores empresas empiecen a pagar la parte que les corresponde. (Aplausos). Solo el comienzo.

Miren, soy capitalista. Soy capitalista. Pero paguen su parte justa.

Y creo que muchos de ustedes en sus casas, muchos de ustedes en sus casas, están de acuerdo conmigo y con muchas personas que ustedes conocen: Nuestro sistema fiscal actual no es justo. No es justo. (Aplausos).

Miren, ¿La idea de que en 2020, 55 de las mayores empresas de Estados Unidos, de Fortune 500, obtuvieran 40.000 millones de dólares en beneficios y no pagaran nada en impuestos federales? Nada

PÚBLICO: Buuu —

EL PRESIDENTE: Amigos, sencillamente no es justo.

Pero ahora, gracias a la ley que firmé, las empresas multimillonarias tienen que pagar un mínimo del 15 %. Dios los ama. (Aplausos). El 15 por ciento. Eso es menos de lo que paga una enfermera. (Aplausos). 

Que quede bien claro. Lo dije al principio: Con mi plan, mientras yo sea presidente, nadie que gane menos de 400.000 dólares al año pagará un céntimo más en impuestos. Nadie. Ni un centavo. (Aplausos).

Pero acabemos el trabajo. Hay más por hacer. (Aplausos). 

Recompensemos el trabajo, no sólo la riqueza. Aprueben mi propuesta de un impuesto mínimo a los multimillonarios. (Aplausos). Saben que hay mil multimillonarios en Estados Unidos. Un aumento de los 600 al comienzo de mi término. Pero ningún multimillonario debería pagar menos impuestos que un maestro de escuela o un bombero. (Aplausos). Lo digo en serio, piénsenlo.

Quiero decir, miren, sé que no todos están entusiasmados al respecto, pero piénsenlo. Piénsenlo.

Habrán notado que las grandes petroleras acaban de reportar ganancias récord. El año pasado ganaron 200.000 millones de dólares en plena crisis energética mundial. Es indignante.

¿Por qué? Invirtieron muy poco de esos beneficios en aumentar la producción nacional. Y cuando hablamos con ellos, un par dijeron: “Tenemos miedo de que vaya a cerrar todos los pozos y todas las refinerías en cualquier caso, así que ¿por qué íbamos a invertir en ellos?”. Les dije “Vamos a necesitar petróleo al menos durante otra década, y eso va a exceder…” (Risas) y más. Lo vamos a necesitar. Producción.

Si de hecho hubieran invertido en la producción para mantener los precios de la gasolina bajos, en su lugar utilizaron los beneficios sin precedentes para comprar de nuevo sus propias acciones y recompensar a sus accionistas y a su CEO.

Las corporaciones deben hacer lo correcto. 

Por eso propongo que cuadrupliquemos el impuesto sobre las recompras de acciones de las empresas para fomentar en su lugar las inversiones a largo plazo. Seguirán obteniendo beneficios considerables.

Acabemos el trabajo y cerremos las lagunas que permiten a los muy ricos eludir el pago de sus impuestos. 

En lugar de reducir el número de auditorías a los contribuyentes ricos, firmé una ley que reducirá el déficit en 114.000 millones de dólares mediante la represión de los defraudadores fiscales ricos. (Aplausos). Eso es ser fiscalmente responsable. 

En los dos últimos años, mi Gobierno ha recortado el déficit en más de 1,7 billones de dólares, la mayor reducción del déficit de la historia de Estados Unidos. (Aplausos).

Bajo la administración anterior, el déficit de Estados Unidos aumentó cuatro años seguidos. (Aplausos).

Debido a esos déficits récord, ningún presidente aumentó más la deuda nacional en cuatro años que mi predecesor. 

Casi el 25 por ciento de toda la deuda nacional, una deuda que tardó 200 años en acumularse, fue añadida sólo por una administración, la última. Esto son datos. Revísenlos. Revísenlos.

¿Cómo respondió el Congreso a toda esa deuda? Hicieron lo correcto. Elevaron el límite de la deuda tres veces sin condiciones previas ni crisis. (Aplausos). Pagaron las facturas de Estados Unidos para evitar el desastre económico de nuestro país.

Esta noche, pido a este Congreso que siga su ejemplo. (Aplausos). Comprometámonos aquí esta noche a que la plena fe y el crédito de los Estados Unidos de América nunca jamás sean cuestionados.

Algunos de mis amigos republicanos quieren tomar la economía como rehén, lo entiendo, a menos que yo esté de acuerdo con sus planes económicos. Todos ustedes en sus casas deben saber cuáles son sus planes.

En lugar de hacer que los ricos paguen su parte justa, algunos republicanos quieren que Medicare y el seguro social se extingan cada cinco años. No digo que sea la mayoría de ellos.

PÚBLICO: Buuu —

EL PRESIDENTE: Permítanme —

PÚBLICO: ¡No!

EL PRESIDENTE: Cualquiera que lo dude que se ponga en contacto con mi oficina. Le daré una copia. Le daré una copia de la propuesta

MIEMBRO DEL PÚBLICO: ¡Mentiroso!

EL PRESIDENTE: Eso significa que si el Congreso no vota…

Bien, me alegro de ver, no le estoy diciendo, disfruto la conversión. (Risas).

Saben, eso significa que si el Congreso no mantiene los programas como están, desaparecerán.

Otros republicanos dicen, no digo que sea la mayoría de ustedes. No creo que sea una cantidad significativa —

MIEMBRO DEL PÚBLICO: (Inaudible.)

EL PRESIDENTE: … pero hay individuos que lo están proponiendo.

No, no los nombro por educación, pero algunos de ustedes lo están proponiendo.

(Conversaciones entre el público.)

EL PRESIDENTE: Miren, amigos, la idea es que no vamos a movernos por ser amenazados con no pagar la deuda si no respondemos. (Aplausos). 

Amigos, (aplausos). Así que amigos, como aparentemente estamos todos de acuerdo, el seguro social y Medicare ya no están en los libros, ¿correcto? (aplausos). ¿No los vamos a tocar? (Aplausos).

Bien, Bien. ¡Tenemos unanimidad! (Aplausos).

El seguro social y Medicare son un salvavidas para millones de personas mayores. Los estadounidenses han estado pagando por ellos con cada cheque desde que empezaron a trabajar. 

Así que esta noche, pongámonos todos de acuerdo, y aparentemente lo estamos, para defender a los mayores. (Aplausos). Levantémonos y demostrémosles que no recortaremos el seguro social. No recortaremos Medicare. 

Esas prestaciones pertenecen al pueblo estadounidense. Se las han ganado. Si alguien intenta recortar el seguro social, lo cual aparentemente nadie va a hacer, (risas y aplausos), y si alguien intenta recortar Medicare, lo detendré. Lo vetaré. (Aplausos).

Y miren, no permitiré que se las quiten. Ni hoy. Ni mañana. Ni nunca.

Pero aparentemente no va a ser un problema. (Risas y aplausos).

El mes que viene, cuando ofrezca mi plan fiscal, pido a mis amigos republicanos que ofrezcan el suyo. En serio. Podemos sentarnos juntos y discutir ambos planes juntos. (Aplausos). Hagámoslo.

Les puedo decir, el plan que les voy a mostrar reducirá el déficit en 2 billones de dólares, y no recortará ni una sola prestación del seguro social o de Medicare. 

De hecho, ampliaré el fondo fiduciario de Medicare al menos dos décadas, porque el próximo argumento será: ¿Cómo lo mantenemos solvente?, ¿cierto?

Bien, no aumentaré los impuestos a nadie que gane menos de 400.000 dólares al año. Y pagaré por las ideas de las que he hablado esta noche haciendo que los ricos y las grandes empresas empiecen a pagar lo que les corresponde. (Aplausos). 

Miren, miren, miren, este es el asunto. Las grandes corporaciones no sólo se aprovechan del código fiscal. Se están aprovechando de ustedes, los consumidores estadounidenses.

Este es mi mensaje para todos ustedes: Les respaldo. Ya estamos impidiendo que las compañías de seguros envíen facturas médicas sorpresa, poniendo fin a facturas sorpresa por valor de mil millones [1 millón] de dólares al mes. (Aplausos). 

Estamos protegiendo las vidas y los ahorros de las personas mayores tomando medidas enérgicas contra las residencias de ancianos que cometen fraude, ponen en peligro la seguridad de los pacientes o recetan medicamentos que no necesitan.

Millones de estadounidenses pueden ahorrarse ahora miles de dólares porque por fin pueden adquirir audífonos sin receta. (Aplausos). 

Miren, el capitalismo sin competencia no es capitalismo. Es extorsión. Es explotación. 

El año pasado tomé medidas enérgicas contra las compañías navieras extranjeras que nos hacían pagar precios más altos por los productos que entraban en nuestro país. 

Firmé un proyecto de ley bipartidista que reducía los costes de envío en un 90 por ciento, ayudando a los agricultores, las empresas y los consumidores estadounidenses.

Acabemos el trabajo. Aprobemos legislación bipartidista para fortalecer y, para fortalecer la aplicación de la legislación antimonopolio e impedir que las grandes plataformas en línea den a sus propios productos una ventaja injusta. (Aplausos). 

Mi Administración también está luchando contra las tasas “basura”, esos recargos ocultos que demasiadas empresas utilizan para hacernos pagar más. 

Por ejemplo, estamos obligando a las aerolíneas a mostrar por adelantado el precio íntegro del billete y a devolver el dinero si su vuelo se cancela o se retrasa. Hemos reducido las exorbitantes comisiones bancarias por descubierto, ahorrando a los consumidores más de mil millones de dólares al año. (Aplausos). 

Estamos reduciendo las comisiones por demora de las tarjetas de crédito en un 75 por ciento, de 30 a 8 dólares. (Aplausos). 

Miren, puede que las tasas basura no les importen a los muy ricos, pero sí a la mayoría de la gente que vive en hogares como en el que yo crecí. Como muchos de ustedes. Suponen cientos de dólares al mes. Le hacen más difícil pagar las facturas o permitirle ese viaje familiar. 

Sé la injusticia que se siente cuando una empresa te cobra de más y se sale con la suya. Ahora ya no. 

Hemos redactado un proyecto de ley para acabar con todo eso. Se llama Ley de prevención de las comisiones basura. Prohibiremos las “tasas hoteleras” sorpresa que los hoteles añaden a su factura. Estas tarifas pueden costar hasta 90 dólares por noche en hoteles que ni siquiera son complejos turísticos. (Risas y aplausos). 

Nosotros… la idea de que las compañías de Internet por cable y de telefonía móvil cobren 200 dólares o más cuando decida cambiar de proveedor. Por favor… (Aplausos). 

Limitaremos las tarifas de las entradas a conciertos y eventos deportivos y obligaremos a las empresas a revelar todas las tasas por adelantado. 

Y prohibiremos que las aerolíneas cobren hasta 50 dólares de ida y vuelta a las familias solo para poder sentarse juntas. Las tasas por equipaje ya son malas de por sí; las aerolíneas no pueden tratar a su hijo como si fuera una pieza de equipaje. (Aplausos). 

Los estadounidenses están hartos, estamos hartos, de que nos tomen el pelo. 

Aprobemos la Ley de prevención de comisiones basura para que las empresas dejen de estafarnos. Durante demasiado tiempo, los trabajadores han sido estafados. Ahora ya no. Vamos, vamos a empezar a restaurar la dignidad del trabajo.

Por ejemplo, debería haber sabido esto, pero no lo supe hasta hace dos años: 30 millones de trabajadores tienen que firmar acuerdos de no competencia cuando aceptan un empleo. Treinta millones. Así que un cajero de una hamburguesería no puede cruzar la calle para aceptar el mismo trabajo en otra hamburguesería y ganar un par de dólares más. 

PÚBLICO: Buuuu —

EL PRESIDENTE: Acaba de cambiar. Bien, ha cambiado por que lo hemos sacado a la luz. Esto era parte de ello, amigos, búsquenlo, pero ahora ya no. 

Vamos a prohibir esos acuerdos para que las empresas tengan que competir por los trabajadores y pagarles lo que valen. (Aplausos). 

Y les digo, esto seguro que va a dar lugar a una respuesta de mis amigos en la izquierda y en la derecha.

Estoy harto de que las empresas incumplan la ley impidiendo que los trabajadores se organicen. Aprobemos la Ley PRO (aplausos) porque los negocios tienen el derecho, los trabajadores tienen el derecho a formar un sindicato. Y garanticemos a todos los trabajadores un salario digno. 

Asegurémonos también de que los padres trabajadores puedan permitirse criar una familia con días de baja por enfermedad, permisos familiares y médicos remunerados y guarderías asequibles. (Aplausos). Lo que permitirá a millones de personas más ir a trabajar y estar en el trabajo.

Restauremos también la totalidad de la desgravación fiscal por hijos, (aplausos), que dio un respiro a decenas de millones de padres y redujo la pobreza infantil a la mitad, hasta el nivel más bajo de la historia. 

Y, por cierto, cuando hacemos todas estas cosas, aumentamos la productividad. Aumentamos el crecimiento económico. 

Acabemos también el trabajo y consigamos que más familias tengan acceso a viviendas asequibles y de calidad. 

Proporcionemos a las personas mayores que quieran permanecer en sus hogares los cuidados que necesitan para hacerlo. Y demos un poco más de respiro a los millones de familiares que cuidan de sus seres queridos. 

Aprobemos mi plan para que las personas mayores y las personas con discapacidad reciban los servicios de atención domiciliaria que necesitan (aplausos) y apoyemos a los trabajadores que hacen el trabajo de Dios. 

Estos planes están totalmente pagados y podemos permitírnoslos. 

Restaurar la dignidad del trabajo también significa hacer de la educación una ruta asequible hacia la clase media. 

Cuando hicimos universales 12 años de educación pública en el siglo pasado, nos convertimos en la nación mejor preparada y mejor pagada, el país con la mejor educación y mejor pagado del mundo. 

Pero el resto del mundo se ha puesto al día. Se ha puesto al día.

Jill, mi esposa, que enseña a tiempo completo, tiene una expresión, espero decirlo bien, chica: “Cualquier nación que nos supere en educación nos superará en competencia”. Cualquier nación que nos supere en educación nos superará en competencia.

Amigos, todos saben que 12 años no bastan para ganar la competición económica del siglo XXI. (Aplausos). Si queremos que Estados Unidos tenga la mano de obra mejor formada, acabemos el trabajo proporcionando acceso a la educación preescolar a los niños de 3 y 4 años. Los estudios demuestran que los niños que van a preescolar tienen casi un 50 por ciento más de probabilidades de acabar la secundaria y obtener un título de 2 o 4 años, independientemente de su procedencia. 

Subamos el sueldo a los maestros de escuelas públicas. (Aplausos).

Y estamos progresando al reducir la deuda estudiantil y aumentar las becas Pell para las familias trabajadoras y de clase media. 

Acabemos el trabajo, conectemos a los estudiantes con las oportunidades profesionales desde la secundaria y ofrezcamos dos años de colegio comunitario, una de las mejores formaciones profesionales de Estados Unidos, además de ser una vía para obtener un título de cuatro años. (Aplausos).

Ofrezcamos a todos los estadounidenses el camino hacia una buena carrera, vayan o no a la universidad. (Aplausos).

Y amigos, amigos, en medio de la crisis de COVID cuando se cerraron las escuelas y todo estaba cerrando, reconozcamos también lo lejos que hemos llegado en la lucha contra la pandemia en sí. 

Aunque el virus no ha desaparecido, gracias a la resiliencia del pueblo estadounidense y el genio de la medicina, hemos roto el cerco de COVID sobre nosotros. 

Las muertes por COVID han descendido casi un 90 por ciento. Hemos salvado millones de vidas y hemos vuelto a abrir nuestro país. De nuevo hemos abierto nuestro país. Y pronto pondremos fin a la emergencia de salud pública. (Aplausos).

MIEMBRO DEL PÚBLICO: (Inaudible.)

EL PRESIDENTE: Pues, se llama emergencia de salud pública. 

Pero recordaremos el costo y el dolor que nunca desaparecerá para tantos. Más de un millón de estadounidenses han perdido la vida a causa de COVID. Un millón. Familias en duelo. Niños huérfanos. Sillas vacías en la mesa del comedor que constantemente nos recuerdan quien solía sentarse en ellas. Les recordamos y seguimos alerta.

Todavía tenemos que vigilar docenas de variantes y apoyar nuevas vacunas y tratamientos. Así que el Congreso debe financiar estos esfuerzos y mantener a Estados Unidos a salvo. 

Y mientras salimos fortalecidos de esta crisis, también estoy doblando los esfuerzos para perseguir a los delincuentes que robaron dinero destinado a mantener a flote a los trabajadores y a las pequeñas empresas durante la pandemia. (Aplausos).

Antes de que yo llegara al cargo, se acordarán, durante la campaña, muchos inspectores generales que protegen el dinero de los contribuyentes fueron dejados de lado. Fueron despedidos. Muchas personas decían “No los necesitamos”, y el fraude se hizo generalizado. 

El año pasado les dije que los perros guardianes habían vuelto. Desde entonces, hemos recuperado miles de millones de dólares de los contribuyentes. 

Ahora, tripliquemos nuestras fuerzas de ataque contra el fraude persiguiendo a estos delincuentes, dupliquemos el plazo de prescripción de estos delitos, y tomemos medidas enérgicas contra el fraude de identidad por parte de organizaciones criminales que roban miles de millones de dólares al pueblo estadounidense. (Aplausos).

Los datos muestran que por cada dólar que invertimos en la lucha contra el fraude, los contribuyentes recuperan al menos diez veces más. Es importante. Es importante.

Miren, COVID dejó cicatrices, como el repunte de los delitos violentos en 2020, el primer año de la pandemia. Tenemos la obligación de garantizar la seguridad de todos nuestros ciudadanos. 

La seguridad pública depende de la confianza de los ciudadanos. Pero con demasiada frecuencia esa confianza se viola.

Esta noche nos acompañan los padres de Tyre Nichols, bienvenidos (aplausos), que tuvieron que enterrarlo la semana pasada. 

Como muchos de ustedes saben, no hay palabras para describir la angustia y el dolor de perder a un hijo. Pero imaginen lo que es perder a un hijo a manos de la ley. Imaginen tener que preocuparse de si su hijo o hija volverá a casa después de pasear por la calle o jugar en el parque o simplemente conducir su auto.

La mayoría de nosotros aquí nunca he tenido que tener con sus hijos esa charla, “la conversación”, que tantas familias negras y morenas han tenido que tener con los suyos.

Beau, Hunter, Ashley, mis hijos, nunca tuve que tener esa conversación con ellos. Nunca tuve que decirles: “Si te para un policía, enciende las luces interiores. No busques la licencia de conducir. Mantén las manos en el volante”. Imaginen tener que preocuparse así cada vez que su hijo se sube a un auto. 

Esto es lo que me contó la madre de Tyre cuando le pregunté cómo encontraba el valor para seguir adelante y hablar. Con fe en Dios, dijo que su hijo “era un alma hermosa y algo bueno saldrá de esto”. 

Imagínense cuánto valor y carácter se necesita para eso. 

Depende de nosotros. Depende de todos nosotros. Todos queremos lo mismo. Barrios libres de violencia. Unas fuerzas de seguridad que se ganen la confianza de la comunidad. Igual que todo policía se pone su placa cada mañana, tiene el derecho de regresar a su casa en la noche, lo mismo lo tiene todo el mundo. (Aplausos). Nuestros hijos tienen derecho a regresar a casa sanos y salvos.

Igual protección ante la ley; ese es el pacto que tenemos entre nosotros en Estados Unidos. (Aplausos). 

Sabemos que los agentes de policía se juegan la vida cada día, y les pedimos que hagan mucho, quizá demasiado. Que sean consejeros, trabajadores sociales, psicólogos; que respondan a sobredosis de drogas, crisis de salud mental y más. De alguna manera les pedimos demasiado. 

Sé que la mayoría de los policías y sus familias son personas buenas, decentes, honorables… la gran mayoría. (Aplausos). Y arriesgan, arriesgan su vida cada vez que se ponen la placa.

Pero lo que le ocurrió a Tyre en Memphis pasa demasiado a menudo. Tenemos que hacerlo mejor. Demos a las fuerzas de seguridad la formación que necesitan, exijámosles un mayor nivel de desempeño y ayudémosles a tener seguridad.

También necesitamos más personal de primera intervención y otros profesionales para hacer frente a los crecientes problemas de salud mental y abuso de sustancias. (Aplausos). Más recursos para reducir los delitos violentos y los delitos con armas de fuego; más programas de intervención comunitaria; más inversiones en vivienda, educación y formación laboral. (Aplausos) Todo esto puede ayudar a prevenir la violencia en primer lugar.

Y cuando los agentes de policía o los departamentos violen la confianza del público, debemos exigirles responsabilidades. (Aplausos).

Con el apoyo (aplausos) de las familias de las víctimas, de grupos de derechos civiles y de las fuerzas del orden, firmé una orden ejecutiva para todos los funcionarios federales por la que se prohíben las llaves de estrangulamiento, se restringen las órdenes de allanar sin llamar y otros elementos clave de la Ley George Floyd. 

Comprometámonos a hacer realidad las palabras de la madre de Tyre, algo bueno debe salir de esto. (Aplausos). Algo bueno.

Todos nosotros, todos nosotros, (aplausos), amigos, es difícil, pero es sencillo: Todos nosotros en la cámara, en esta cámara, tenemos que estar a la altura de este momento. No podemos dar la espalda. Hagamos lo que sabemos en nuestros corazones que tenemos que hacer. Unámonos y terminemos el trabajo sobre la reforma policial. Hagamos algo. Hagamos algo.

Esa fue la misma súplica de los padres que perdieron a sus hijos en Uvalde: Me reuní con cada uno de ellos. “Hagan algo contra la violencia de armas de fuego”. (Aplausos). Gracias a Dios que lo hicimos, aprobando la ley de seguridad de armas de fuego más amplia en tres décadas. (Aplausos). 

Eso incluye cosas que la mayoría de los propietarios responsables de armas de fuego apoyan, como la mejora de los controles de antecedentes para los jóvenes de 18 a 21 años y las leyes de “bandera roja” que mantienen las armas de fuego fuera del alcance de las personas que son un peligro para sí mismas y para los demás. (Aplausos). 

Pero sabemos que nuestro trabajo no ha terminado. Esta noche nos acompaña Brandon Tsay, un héroe de 26 años. 

Brandon pospuso sus sueños universitarios, (aplausos), para permanecer al lado de su madre, que se estaba muriendo de cáncer. (Aplausos). Y ahora Brandon trabaja en un estudio de danza fundado por sus abuelos. 

Hace dos semanas, durante las celebraciones del Año Nuevo Lunar, oyó cerrarse la puerta principal del estudio y vio a un hombre apuntándole con una pistola semiautomática. Pensó que iba a morir, pero luego pensó en la gente que había dentro.

En ese instante tuvo el valor de actuar y arrebató la pistola semiautomática a un hombre que ya había matado a 11 personas en otra academia de baile. Once personas.

Salvó vidas. Es hora de que nosotros hagamos lo mismo.

¡Prohibamos las armas de asalto de una vez por todas! (Aplausos). ¡Prohibámoslas ahora! De una vez por todas. (Aplausos). 

Lideré la lucha para prohibirlas en 1994. En los 10 años que la prohibición estuvo en vigor, los tiroteos masivos disminuyeron. Después de que los republicanos la dejaran expirar, los tiroteos masivos se triplicaron.

Acabemos el trabajo y volvamos a prohibir las armas de asalto.

Y unámonos también en cuanto a la inmigración. (Aplausos). Hagámoslo un asunto bipartidista como solía serlo.

Ahora tenemos una cantidad récord de personal que trabaja para asegurar la frontera, arrestando a 8000 contrabandistas y confiscando más de 23.000 libras de fentanilo tan solo en los últimos meses. (Aplausos). 

Desde que lanzamos nuestro nuevo plan de la frontera el mes pasado, la migración ilegal de Cuba, Haití, Nicaragua, y Venezuela se ha reducido en un 97 %.

Pero los problemas de Estados Unidos en la frontera no se solucionarán hasta que el Congreso actúe. Si no aprueban mi plan integral de reforma migratoria, al menos aprueben mi plan de proporcionar los equipos y oficiales para asegurar la frontera. (Aplausos), y una vía hacia la ciudadanía para los “soñadores”, aquellos con estatus temporal, trabajadores agrícolas y trabajadores esenciales.

Aquí, en la Cámara del pueblo, es nuestro deber proteger todos los derechos y libertades de las personas. El Congreso debe restaurar el derecho y —

MIEMBRO DEL PÚBLICO: (¡Aseguren la frontera!)

MIEMBRO DEL PÚBLICO: (Inaudible frontera)

(Conversaciones entre el público).

EL PRESIDENTE: El Congreso debe restablecer el derecho que fue arrebatado el año pasado con Roe V. Wade, y proteger Roe v. Wade (Aplausos). Dar a toda mujer el derecho constitucional a elegir. 

La vicepresidenta y yo estamos haciendo todo lo posible para proteger el acceso a la atención sanitaria reproductiva y salvaguardar la seguridad de las pacientes. Pero ya hay más de una docena de estados que están aplicando prohibiciones extremas del aborto. 

No se equivoquen: si el Congreso aprueba una prohibición nacional del aborto, la vetaré. (Aplausos).

Aprobemos también, aprobemos también la Ley de Igualdad bipartidista para garantizar que los estadounidenses LGBTQ, especialmente los jóvenes transgénero, puedan vivir con seguridad y dignidad. (Aplausos).

Nuestra fuerza no es solamente el ejemplo de nuestro poder, sino el poder de nuestro ejemplo. Tengamos en cuenta que el mundo observa.

Hablé desde esta cámara hace un año, tan solo unos días después de que Vladimir Putin desencadenara su brutal guerra contra Ucrania. Un asalto asesino, que evoca las imágenes de muerte y destrucción que Europa sufrió en la Segunda Guerra Mundial.

La invasión de Putin ha sido una prueba para los tiempos. Una prueba para Estados Unidos. Una prueba para el mundo. ¿Defenderemos los principios más básicos? ¿Defenderemos la soberanía? ¿Defenderemos el derecho de las personas a vivir libres de tiranía? ¿Optaremos por defender la democracia? (Aplausos). Porque tal defensa nos importa pues mantiene la paz y evita que se abra la veda para los que puedan ser agresores que amenazaran nuestra seguridad y prosperidad. (Aplausos).

Un año después sabemos la respuesta. Sí, lo haremos. Y lo hicimos. Lo hicimos. (Aplausos).

Juntos hicimos lo que Estados Unidos siempre hace mejor. Lideramos. Unimos la OTAN. Construimos una coalición mundial. Nos plantamos contra la agresión de Putin. Permanecimos con el pueblo ucraniano.

Hoy una vez más la embajadora de Ucrania en Estados Unidos está aquí con nosotros. Ella representa no solamente a su país, sino el valor de su pueblo. Embajadora, Estados Unidos está unido en nuestro apoyo a su país. Embajadora… la embajadora está aquí, unida a nosotros, estaremos junto a ustedes en apoyo a su país.

¿Puede ponerse de pie para que la veamos? (Aplausos). Gracias. Estaremos junto a ustedes tanto tiempo como sea necesario. (Aplausos).

Nuestro país trabaja por más libertad, más dignidad y más paz, no solo en Europa sino en todas partes.

Antes de asumir el cargo la historia era que la República Popular China estaba aumentando su poder y Estados Unidos estaba cayendo en el mundo. Ya no.

Dejé claro y he dejado claro en mis conversaciones personales con el presidente Xi, que han sido muchas, que buscamos la competición y no el conflicto. Pero no me disculparé por que estemos invirtiendo para hacer a Estados Unidos más fuerte. 

Invirtiendo en la innovación estadounidense, en industrias que definirán el futuro que China está intentando dominar.

Invirtiendo en nuestras alianzas y trabajando con nuestros aliados para proteger y hacer avanzar tecnologías para que no sean empleadas contra nosotros.

Modernizando nuestro ejército para salvaguardar la estabilidad y disuadir la agresión.

Hoy tenemos la posición más fuerte en décadas que ningún otro en el mundo para competir con China, que ningún otro en el mundo. (Aplausos).

Estoy comprometido, comprometido a trabajar con China en lo que pueda hacer avanzar los intereses de Estados Unidos y beneficiar al mundo. Pero no se equivoquen: como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía actuaremos para proteger nuestro país. Y lo hicimos. (Aplausos).

Miren, seamos claros: ganar la competición con China nos debería unir a todos. 

Enfrentamos serios desafíos en todo el mundo. Pero en los dos últimos años las democracias se han fortalecido, no debilitado. Las autocracias se han debilitado, no se han fortalecido. 

Nombren un líder mundial que se cambiara por Xi Jinping. Nombren uno. Nombren uno.

Estados Unidos está aunando al mundo de nuevo para abordar estos desafíos, desde el clima y la salud mundial, pasando por la inseguridad alimentaria y al terrorismo y la agresión territorial.

Los aliados están asumiendo esto, gastando más y haciendo más. Miren los lazos que estamos creando entre socios en el Pacífico y los del Atlántico. Y aquellos que apuestan contra Estados Unidos se están dando cuenta de cuán equivocados están. Nunca es una buena apuesta ir contra Estados Unidos. Nunca. (Aplausos).

PÚBLICO: ¡USA! ¡USA! ¡USA!

EL PRESIDENTE: Bien —

PÚBLICO: ¡USA! ¡USA! ¡USA!

EL PRESIDENTE: Cuando llegué al cargo, casi todo el mundo daba aseguraba, asumía, que el bipartidismo era imposible. Pero yo nunca lo creí. Por eso, hace un año, ofrecí una Agenda de Unidad para la nación cuando estaba aquí.

Hemos hecho verdaderos progresos. 

Hemos aprobado una ley que facilita a los médicos la prescripción de tratamientos eficaces para la adicción a los opiáceos. (Aplausos).

Hemos aprobado una ley de seguridad de las armas de fuego que realiza inversiones históricas en salud mental. 

Lanzamos “ARPA-H” para impulsar avances en la lucha contra el cáncer, el Alzheimer, la diabetes y mucho más. (Aplausos).

Hemos aprobado la ley Heath Robinson PACT, que lleva el nombre del veterano de la guerra de Iraq cuya historia de exposición a fosas tóxicas ardientes compartí aquí el año pasado. (Aplausos).

Y entiendo algo más respecto a esas fosas ardientes.

Pero aún queda mucho por hacer. Y podemos hacerlo juntos.

Esta noche nos acompaña un padre llamado Doug, de Newton (Nueva Hampshire). Nos escribió a Jill y a mí una carta sobre su valiente hija Courtney. Risa contagiosa. La mejor amiga de su hermana. La mejor amiga de su hermana.

Compartió una historia muy familiar para millones de estadounidenses. Courtney descubrió las pastillas en la secundaria. Entró en una espiral de adicción y finalmente murió de una sobredosis de fentanilo. Tenía solo 20 años.

Al describir los últimos ocho años sin ella, Doug dijo: “No hay peor dolor”. Sin embargo, su familia ha convertido el dolor en propósito, trabajando para acabar con el estigma y cambiar las leyes. Nos dijo que quiere “iniciar el viaje hacia la recuperación de Estados Unidos”.

Doug, estamos contigo. El fentanilo está matando a más de 70.000 estadounidenses al año. Gran…

(Conversaciones entre el público).

MIEMBROS DEL PÚBLICO: (¡Orden!)

EL PRESIDENTE: Gran…— eso es. 

MIEMBRO DEL PÚBLICO: (Inaudible ¡China!)

MIEMBRO DEL PÚBLICO: (¡Es culpa suya!)

EL PRESIDENTE: Pongamos en marcha una gran oleada para detener la producción, venta y tráfico de fentanilo, con más máquinas de detección de drogas, inspecciones de cargamentos y para detener las pastillas y el polvo en la frontera. (Aplausos).

Trabajando con empresas de mensajería como FedEx para inspeccionar más paquetes en busca de drogas. Fuertes sanciones para acabar con el tráfico de fentanilo. (Aplausos).

En segundo lugar, hagamos más en materia de salud mental, especialmente para nuestros hijos. Cuando millones de jóvenes luchan contra el acoso, la violencia y los traumas, les debemos un mayor acceso a la atención de salud mental en la escuela.

Por último, debemos exigir responsabilidades a las empresas de redes sociales por el experimento que están llevando a cabo con nuestros hijos con fines lucrativos. (Aplausos).

Y es hora de aprobar legislación bipartidista para impedir que las grandes tecnológicas recopilen datos personales de niños y adolescentes en Internet, prohibir la publicidad dirigida a los niños e imponer límites más estrictos a los datos personales que estas empresas recopilan sobre todos nosotros.

En tercer lugar, hagamos más para mantener la única obligación verdaderamente sagrada de nuestra nación: equipar a quienes enviamos al peligro y cuidar de ellos y de sus familias cuando vuelven a casa. 

Formación e inserción laboral para los veteranos y sus cónyuges cuando regresan a la vida civil. Ayudar a los veteranos a pagar el alquiler, porque nadie debería quedarse sin hogar en este país, especialmente quienes lo han servido. (Aplausos).

Denis McDoungin [sic] — Denis McDonough está aquí, del Departamento de Veteranos (VA). Tuvimos nuestra primera verdadera conversación cuando le pedí que tomara el empleo. Estoy contento de que lo aceptara. Perdemos hasta 25 veteranos al día a causa del suicidio. Ahora perdemos 17 al día con el silencioso azote del suicidio. Diecisiete veteranos se suicidan cada día, más del total de la gente muerta en las guerras. 

Amigos, el VA, VA, está haciendo todo lo que puede, incluida la ampliación de los exámenes de salud mental y un programa de eficacia probada que recluta a veteranos para ayudar a otros veteranos a entender por lo que están pasando y obtener la ayuda que necesitan. Tenemos que hacer más.

Y en cuarto lugar, el año pasado Jill y yo reactivamos la iniciativa Moonshot contra el Cáncer que pude lanzar y que el presidente Obama me pidió que dirigiera durante nuestra Administración.

Nuestro objetivo es reducir la tasa de mortalidad por cáncer en al menos un 50 por ciento en los próximos 25 años. Hacer que más cánceres dejen de ser sentencias de muerte para convertirse en enfermedades tratables. Y proporcionar más apoyo a pacientes y familiares.

Es algo personal para muchos de nosotros, muchos entre los asistentes.

Nos acompañan Maurice y Kandice, un irlandés y una hija de inmigrantes de Panamá. Se conocieron y se enamoraron en la Ciudad de Nueva York y se casaron en la misma capilla que Jill y yo en Nueva York. Almas gemelas.

Nos escribió una carta sobre su pequeña hija Ava. Y la he visto justo antes de venir. Sólo tenía un año cuando le diagnosticaron una rara enfermedad de riñón, cáncer. Tras 26 transfusiones de sangre, 11 rondas de radiación, 8 rondas de quimioterapia, un riñón extirpado, le estimaron una tasa de supervivencia del 5 %. 

Escribió cómo en los momentos más oscuros pensaba: “si ella se va, yo no puedo quedarme”. Muchos de ustedes han pasado por algo así también. Jill y yo lo entendemos, como muchos de ustedes.

Leyeron cómo Jill describió la experiencia del cáncer de nuestra familia y cómo tratábamos de robar momentos de alegría donde se pudiera con Beau.

Para ellos, ese rayo de alegría fue una media sonrisa de su niña. Significaba todo. Nunca perdieron la esperanza. Ava nunca perdió la esperanza. El mes que viene cumple cuatro años. (Aplausos).

Acaban de enterarse de que Ava ha vencido a las probabilidades y está a punto de librarse del cáncer, y esta noche lo está viendo desde la Casa Blanca, si no se ha dormido ya. (Aplausos).

Por las vidas que podemos salvar y por las vidas que hemos perdido, que este sea un momento verdaderamente estadounidense que una al país y al mundo y demuestre que todavía podemos hacer grandes cosas.

Hace veinte años, bajo el liderazgo del presidente Bush e innumerables defensores y paladines, emprendimos un esfuerzo bipartidista a través de PEPFAR para transformar la lucha mundial contra el VIH/SIDA. Ha sido un gran éxito. (Aplausos). Pensó en grande. Pensó enormemente. ¡Se movilizó! (Aplausos).

Creo que podemos hacer lo mismo con el cáncer. Acabemos con el cáncer tal y como lo conocemos y curemos algunos cánceres de una vez por todas.

Hay una razón por la que podemos hacer todas estas cosas: nuestra propia democracia. Es lo más fundamental de todo. Con democracia, todo es posible. Sin ella, nada lo es.

En los últimos años, nuestra democracia se ha visto amenazada, atacada y puesta en peligro. Puesta a prueba aquí, en esta misma sala, el 6 de enero.

Y luego, hace sólo unos meses, desquiciado por la “Gran Mentira”, un asaltante desató la violencia política en el domicilio de la entonces presidenta de esta Cámara de Representantes. Usando el mismo lenguaje que los insurrectos que acechaban estos pasillos coreaban el 6 de enero.

Esta noche, en esta Cámara, se encuentra el hombre que lleva las cicatrices de ese brutal ataque, pero que es tan duro, fuerte y resistente como se pueda. Mi amigo Paul Pelosi. Paul, ponte de pie. (Aplausos).

Pero un acto tan atroz nunca debería haber ocurrido. Todos debemos hablar. No hay lugar para la violencia política en Estados Unidos. 

Debemos proteger el derecho al voto, no suprimir ese derecho fundamental. Debemos respetar los resultados de nuestras elecciones, no subvertir la voluntad del pueblo. Debemos defender el Estado de derecho y restaurar la confianza en nuestras instituciones democráticas. Y no debemos dar refugio al odio y al extremismo en ninguna de sus formas. (Aplausos).

La democracia no debe ser una cuestión partidista. Es una cuestión estadounidense.

Cada generación de estadounidenses se ha enfrentado a un momento en el que se le ha pedido que proteja nuestra democracia, que la defienda, que se ponga de su parte. Y este es nuestro momento.

Mis conciudadanos estadounidenses, nos reunimos esta noche en un punto de inflexión. Uno de esos momentos que solamente algunas generaciones enfrentan, cuando las decisiones que tomemos ahora decidirán el curso de este país y del mundo durante muchas décadas por venir.

No somos espectadores de la historia. No somos impotentes ante las fuerzas que nos confrontan. Está en nuestra potencia, la de “Nosotros, el Pueblo”. 

Enfrentamos la prueba de nuestro tiempo y el momento de elegir ha llegado. Debemos ser la nación que siempre hemos sido en lo mejor. Optimistas. Esperanzados. Mirando hacia adelante. Un país que acoge la luz sobre la tiniebla, la esperanza sobre el miedo, la unidad sobre la división. La estabilidad sobre el caos.

Debemos ver a los otros no como enemigos, sino como conciudadanos estadounidenses. Somos buenas personas. (Aplausos). El único país creado basándose en una idea. El único. Otros países están definidos por la geografía, la etnicidad, pero nosotros somos el único creado a partir de una idea. Eso en referencia a todos nosotros, a cada uno de nosotros, creados iguales a imagen de Dios. Un país que permanece como ejemplo para el mundo. Un país en una nueva era de posibilidades.

Así que he venido aquí a cumplir mi deber constitucional de informar sobre el estado de la Unión. Y este es mi informe. Porque el alma de nuestra nación es fuerte, porque la columna vertebral de este país es fuerte, porque el pueblo de este país es fuerte, el Estado de la Unión es fuerte. (Aplausos).

No soy nuevo aquí, y al estar aquí esta noche, habiendo prestado servicio alrededor del mismo tiempo que cualquiera de ustedes ha prestado servicio aquí (risas). Pero nunca me he sentido más optimista respecto al futuro de Estados Unidos. 

Solo tenemos que recordar quienes somos. Somos los Estados Unidos de América y no hay nada, nada más allá de nuestra capacidad si estamos juntos. (Aplausos).

Que Dios les bendiga a todos. Que Dios proteja a nuestras tropas. Gracias. (Aplausos).

22:22 horas, hora de Washington D. C.

February 7, 2023

Remarks by President Biden in State of the Union Address

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BRIEFING ROOM

SPEECHES AND REMARKS

U.S. Capitol

Washington, D.C.

9:08 P.M. EST

THE PRESIDENT:  Mr. Speaker — (applause) —

(Turns to audience members.)  Thank you.  You can smile.  It’s okay.

Thank you, thank you, thank you.  (Applause.)  Thank you.  Please.

Mr. Speaker, Madam Vice President, our First Lady and Second Gentleman — good to see you guys up there — (applause) — members of Congress —

And, by the way, Chief Justice, I may need a court order.  She gets to go to the game tomorr- — next week.  I have to stay home.  (Laughter.)  We got to work something out here.

Members of the Cabinet, leaders of our military, Chief Justice, Associate Justices, and retired Justices of the Supreme Court, and to you, my fellow Americans:

You know, I start tonight by congratulating the 118th Congress and the new Speaker of the House, Kevin McCarthy.  (Applause.) 

Speaker, I don’t want to ruin your reputation, but I look forward to working with you.  (Laughter.)

And I want to congratulate the new Leader of the House Democrats, the first African American Minority Leader in history, Hakeem Jeffries.  (Applause.) 

He won despite the fact I campaigned for him.  (Laughter.)

Congratulations to the longest-serving Leader in the history of the United States Senate, Mitch McConnell.  Where are you, Mitch?  (Applause.) 

And congratulations to Chuck Schumer, another — you know, another term as Senate Minority [Majority] Leader.  You know, I think you — only this time you have a slightly bigger majority, Mr. Leader.  And you’re the Majority Leader.  About that much bigger?  (Laughter.)  Yeah. 

Well, I tell you what — I want to give specolec- — special recognition to someone who I think is going to be considered the greatest Speaker in the history of the House of Representatives: Nancy Pelosi.  (Applause.)

Folks, the story of America is a story of progress and resilience, of always moving forward, of never, ever giving up.  It’s a story unique among all nations.

We’re the only country that has emerged from every crisis we’ve ever entered stronger than we got into it. 

Look, folks, that’s what we’re doing again.

Two years ago, the economy was reeling.  I stand here tonight, after we’ve created, with the help of many people in this room, 12 million new jobs — more jobs created in two years than any President has created in four years — because of you all, because of the American people.  (Applause.)

Two years ago — and two years ago, COVID had shut down — our businesses were closed, our schools were robbed of so much.  And today, COVID no longer controls our lives.

And two years ago, our democracy faced its greatest threat since the Civil War.  And today, though bruised, our democracy remains unbowed and unbroken.  (Applause.)

As we gather here tonight, we’re writing the next chapter

in the great American story — a story of progress and resilience. 

When world leaders ask me to define America — and they do, believe it or not — I say I can define it in one word, and I mean this: possibilities.  We don’t think anything is beyond our capacity.  Everything is a possibility.

You know, we’re often told that Democrats and Republicans can’t work together.  But over the past two years, we proved the cynics and naysayers wrong.

Yes, we disagreed plenty.  And yes, there were times when Democrats went alone.

But time and again, Democrats and Republicans came together.  Came together to defend a stronger and safer Europe.  You came together to pass one in a gen- — one-in-a-generation — once-in-a-generation infrastructure law building bridges connecting our nation and our people.  We came together to pass one the most significant law ever helping victims exposed to toxic burn pits.  And, in fact — (applause) — it’s important.

And, in fact, I signed over 300 bipartisan pieces of legislation since becoming President, from reauthorizing the Violence Against Women Act to the Electoral Count Reform Act, the Respect for Marriage Act that protects the right to marry the person you love.

And to my Republican friends, if we could work together in the last Congress, there’s no reason we can’t work together and find consensus on important things in this Congress as well.  (Applause.)

I think — folks, you all are just as informed as I am, but I think the people sent us a clear message: Fighting for the sake of fighting, power for the sake of power, conflict for the sake of conflict gets us nowhere.

That’s always been my vision of our country, and I know it’s many of yours: to restore the soul of this nation; to rebuild the backbone of America, America’s middle class; and to unite the country.

We’ve been sent here to finish the job, in my view.

For decades, the middle class has been hollowed out in more than — and not in one administration, but for a long time.  Too many good-paying manufacturing jobs moved overseas.  Factories closed down.  Once-thriving cities and towns that many of you represent became shadows of what they used to be.  And along the way, something else we lost: pride, our sense of self-worth.

I ran for President to fundamentally change things.  To make sure the economy works for everyone so we can all feel that pride in what we do.  To build an economy from the bottom up and the middle out, not from the top down.  Because when the middle class does well, the poor have a ladder up and the wealthy still do very well.  We all do well.  (Applause.)

I know a lot of you always kid me for always quoting my dad.  But my dad used to say, “Joey, a job is about a lot more than a paycheck.”  He really would say this.  “It’s about a lot more than a paycheck.  It’s about your dignity.  It’s about respect.  It’s about being able to look your kid in the eye and say, ‘Honey, it’s going to be okay’ and mean it.” 

Well, folks, so let’s look at the results.  We’re not finished yet, by any stretch of the imagination.  But unemployment rate is at 3.4 percent –- a 50-year low.  (Applause.)  And near record — and near record unemployment — near record unemployment for Black and Hispanic workers.

We’ve already created, with your help, 800,000 good-paying manufacturing jobs — the fastest growth in 40 years.  (Applause.)

And where is it written — where is it written that America can’t lead the world in manufacturing?  And I don’t know where that’s written.

For too many decades, we imported projects and exported jobs.  Now, thanks to what you’ve all done, we’re exporting American products and creating American jobs.  (Applause.)

Folks, inflation — inflation has been a global problem because the pandemic dirup- — disrupted our supply chains, and Putin’s unfair and brutal war in Ukraine disrupted ener- — energy supplied as well as food supplies, blocking all that grain in Ukraine.

But we’re better positioned than any country on Earth right now.  But we have more to do.

But here at home, inflation is coming down.  Here at home, gas prices are down $1.50 from their peak.

Food inflation is coming down — not fast enough, but coming down.

Inflation has fallen every month for the last six months, while take-home pay has gone up.

Additionally, over the last two years, a record 10 million Americans applied to start new businesses.  Ten million.  (Applause.) 

And, by the way, every time — every time someone starts a small business, it’s an act of hope.

And, Madam Vice President, I want to thank you for leading that effort to ensure that small businesses have access to capital and the historic laws we enacted that are going to just come into being.

Standing here last year, I shared with you a story of American genius and possibilities.

Semiconductors — small computer chips the size of a fingerprint that power everything from cellphones to automobiles and so much more.  These chips were invented in America.  Let’s get that straight: They were invented in America.  (Applause.) 

And we used to make 40 percent of the world’s chips.  In the last several decades, we lost our edge.  We’re down to only producing 10 percent. 

We all saw what happened during the pandemic when chip factories shut down overseas.

Today’s automobiles need 3,000 chips — each of those automobiles — but American automobiles [automakers] couldn’t make enough cars because there weren’t enough chips.

Car prices went up.  People got laid off.  So did everything from refrigerators to cellphones.

We can never let that happen again.

That’s why — (applause) — that’s why we came together to pass the bipartisan CHIPS and Science Act.  (Applause.) 

Folks, I know I’ve been criticized for saying this, but I’m not changing my view.  We’re going to make sure the supply chain for America begins in America — the supply chain begins in America.  (Applause.) 

And we’ve already created — (applause) — we’ve already created 800,000 new manufacturing jobs without this law, before the law kicks in.

With this new law, we’re going to create hundreds of thousands of new jobs across the country.  And I mean all across the country, throughout — not just the coast, but through the middle of the country as well.

That’s going to come from companies that have announced more than $300 billion in investments in American manufacturing over the next few years.

Outside of Columbus, Ohio, Intel is building semiconductor factories on a thousand acres — literally a field of dreams.

It’s going to create 10,000 jobs, that one investment; 7,000 construction jobs; 3,000 jobs in those factories once they’re finished.  They call them factors.  Jobs paying an average of $130,000 a year, and many do not require a college degree.  (Applause.) 

Jobs — because we worked together, these jobs where people don’t have to leave home to search for opportunity.

And it’s just getting started.

Think about the new homes, the small businesses, the big — the medium-sized businesses.  So much more that’s going to be needed to support those three thou- — those 3,000 permanent jobs and the factories that are going to be built.

Talk to mayors and governors, Democrats and Republicans, and they’ll tell you what this means for their communities.

We’re seeing these fields of dreams transform the Heartland.  But to maintain the strongest economy in the world, we need the best infrastructure in the world.  (Applause.) 

And, folks, as you all know, we used to be number one in the world in infrastructure.  We’ve sunk to 13th in the world.  The United States of America — 13th in the world in infrastructure, modern infrastructure.

But now we’re coming back because we came together and passed the Bipartisan Infrastructure Law — the largest investment in infrastructure since President Eisenhower’s Interstate Highway System.  (Applause.) 

Folks, already we’ve funded over 20,000 projects, including major airports from Boston to Atlanta to Portland — projects that are going to put thousands of people to work rebuilding our highways, our bridges, our railroads, our tunnels, ports, airports, clean water, high-speed Internet all across America — urban, rural, Tribal. 

And, folks, we’re just getting started.  We’re just getting started.  (Applause.) 

And I mean this sincerely: I want to thank my Republican friends who voted for the law.  And my Republican friends who voted against it as well — but I’m still — I still get asked to fund the projects in those districts as well, but don’t worry.  I promised I’d be a President for all Americans.  We’ll fund these projects.  And I’ll see you at the groundbreaking.  (Applause.)

Look, this law — this law will further unite all of America.

Projects like the Brent Spence Bridge in Kentucky over the Ohio River.  Built 60 years ago.  Badly in need of repairs.  One of the nation’s most congested freight routes, carrying $2 billion worth of freight every single day across the Ohio River.

And, folks, we’ve been talking about fixing it for decades, but we’re really finally going to get it done.

I went there last month with Democrats and Republicans in — from both states — to deliver a commitment of $1.6 billion for this project.  (Applause.)

And while I was there, I met a young woman named Saria, who’s here tonight.  I don’t know where Saria is.  Is she up in the box?  I don’t know.  Saria, how are you?  (Applause.)

Well, Saria — for 30 years — for 30 years — I learned — she told me she’d been a proud member of the Iron workers Local 44, known as — (applause) — known as the “Cowboys in the Sky” — (applause) — the folks who built — who built Cincinnati’s skyline.  

Saria said she can’t wait to be 10 stories above the Ohio River building that new bridge.  God bless her.  (Laughter and applause.)  That’s pride.

And that’s what we’re also building — we’re building back pride.

Look, we’re also replacing poisonous lead pipes that go into 10 million homes in America, 400,000 schools and childcare centers so every child in America — every child in American can drink the water, instead of having permanent damage to their brain.  (Applause.)

Look, we’re making sure — (applause) — we’re making sure that every community — every community in America has access to affordable, high-speed Internet.

No parent should have to drive by a McDonald’s parking lot to help their — do their homework online with their kids, which many — thousands were doing across the country.

And when we do these projects — and, again, I get criticized about this, but I make no excuses for it — we’re going to buy American.  (Applause.)  We’re going to buy American.

Folks — (applause) — and it’s totally — it’s totally consistent with international trade rules.  Buy American has been the law since 1933.  But for too long, past administrations — Democrat and Republican — have fought to get around it.  Not anymore.

Tonight, I’m also announcing new standards to require all construction materials used in federal infra- — infrastructure projects to be made in America.  (Applause.)  Made in America.  I mean it.  (Applause.)  Lumber, glass, drywall, fiber-optic cable. 

And on my watch, American roads, bridges, and American highways are going to be made with American products as well.

Folks, my economic plan is about investing in places and people that have been forgotten.  So many of you listening tonight, I know you feel it.  So many of you felt like you’ve just simply been forgotten.  Amid the economic upheaval of the past four decades, too many people have been left behind and treated like they’re invisible.

Maybe that’s you, watching from home.  You remember the jobs that went away.  You remember them, don’t you?

The folks at home remember them.  You wonder whether the path even exists anymore for your children to get ahead without having to move away.

Well, that’s why — I get that.  That’s why we’re building an economy where no one is left behind.

Jobs are coming back, pride is coming back because of choices we made in the last several years.

You know, this is, in my view, a blue-collar blueprint to rebuild America and make a real difference in your lives at home.  (Applause.)

For example, too many of you lay in bed at night, like my dad did, staring at the ceiling, wondering what in God’s name happens if yo- — if your spouse gets cancer or your child gets deadly ill or if something happens to you.  What are you going — are you going to have the money to pay for those medical bills?  Are you going to have to sell the house or try to get a second mortgage on it?

I get it.  I get it.

With the Inflation Reduction Act that I signed into law, we’re taking on powerful interests to bring healthcare costs down so you can sleep better at night with more security.

You know, we pay more for prescription drugs than any nation in the world.  Let me say it again: We pay more for prescription drugs than any major nation on Earth.

For example, 1 in 10 Americans has diabetes.  Many of you in this chamber do and in the audience.  But every day, millions need insulin to control their diabetes so they can literally stay alive.  Insulin has been around for over 100 years.  The guy who invented it didn’t even patent it because he wanted it to be available for everyone. 

It costs the drug companies roughly $10 a vial to make that insulin.  Package it and all, you may get up to $13.  But Big Pharma has been unfairly charging people hundreds of dollars — $4- to $500 a month — making rec- — record profits.  Not anymore.  (Applause.)  Not anymore.

So — so many things that we did are only now coming to fruition.  We said we were doing this and we said we’d pass the law to do it, but people didn’t know because the law didn’t take effect until January 1 of this year. 

We capped the cost of insulin at $35 a month for seniors on Medicare.  (Applause.)  But people are just finding out.  I’m sure you’re getting the same calls I’m getting. 

Look, there are millions of other Americans who do not — are not on Medicare, including 200,000 young people with Type 1 diabetes who need these insulin — need this insulin to stay alive. 

Let’s finish the job this time.  Let’s cap the cost of insulin for everybody at $35.  (Applause.) 

Folks — and Big Pharma is still going to do very well, I promise you all.  I promise you they’re going to do very well. 

This law also — this law also caps — and it won’t even go into effect until 2025.  It costs [caps] out-of-pocket drug costs for seniors on Medicare at a maximum of $2,000 a year.  You don’t have to pay more than $2,000 a year, no matter how much your drug costs are.  Because you know why?  You all know it.  (Applause.) 

Many of you, like many of my family, have cancer.  You know the drugs can range from $10-, $11-, $14-, $15,000 for the cancer drugs.

And if drug prices rise faster than inflation, drug companies are going to have to pay Medicare back the difference.  (Applause.) 

And we’re finally — we’re finally giving Medicare the power to negotiate drug prices.  (Applause.) 

Bringing down — bringing down prescription drug costs doesn’t just save seniors money, it cuts the federal deficit by billions of dollars — (applause) — by hundreds of billions of dollars because these prescription drugs are drugs purchased by Medicare to make — keep their commitment to the seniors. 

Well, guess what?  Instead of paying 4- or 500 bucks a month, you’re paying 15.  That’s a lot of savings for the federal government. 

And, by the way, why wouldn’t we want that?

Now, some members here are threatening — and I know it’s not an official party position, so I’m not going to exaggerate — but threatening to repeal the Inflation Reduction Act.  (Applause.)

As my coach — that’s okay.  That’s fair.  As my football coach used to say, “Lots of luck in your senior year.”  (Laughter.) 

Make no mistake, if you try anything to raise the cost of prescription drugs, I will veto it.  (Applause.)

And, look, I’m pleased to say that more Americans health — have health insurance now than ever in history.  A record 16 million people are enrolled in the Affordable Care Act.  (Applause.)

And thanks — thanks to the law I signed last year, saving — millions are saving $800 a year on their premiums.

And, by the way, that law was written — and the benefit expires in 2025.  So, my plea to some of you, at least in this audience: Let’s finish the job and make those savings permanent.  (Applause.)  Expand coverage on Medicaid.  (Applause.)

Look, the Inflation Reduction Act is also the most significant investment ever in climate change — ever.  (Applause.)  Lowering utility bills, creating American jobs, leading the world to a clean energy future.

I visited the devastating aftermath of record floods, droughts, storms, and wildfires from Arizona to New Mexico to all the way up to the Canadian border. 

More timber has been burned that I’ve observed from helicopters than the entire state of Missouri.  And we don’t have global warming?  Not a problem. 

In addition to emergency recovery from Puerto Rico to Florida to Idaho, we’re rebuilding for the long term.

New electric grids that are able to weather major storms and not — prevent those fire — forest fires.  Roads and water systems to withstand the next big flood.  Clean energy to cut pollution and create jobs in communities often left behind.

We’re going to build 500,000 electric vehicle charging stations, installed across the country by tens of thousands of IBEW workers.  (Applause.)

And we’re helping families save more than $1,000 a year with tax credits to purchase of electric vehicles and efficient — and efficient appliances — energy-efficient appliances. 

Historic conservation efforts to be responsible stewards of our land.

Let’s face reality.  The climate crisis doesn’t care if you’re in a red or a blue state.  It’s an existential threat.

We have an obligation not to ourselves, but to our children and grandchildren to confront it. 

I’m proud of how the — how America, at last, is stepping up to the challenge.  We’re still going to need oil and gas for a while, but guess what — (applause) — no, we do — but there’s so much more to do.  We got to finish the job.

And we pay for these investments in our future by finally making the wealthiest and biggest corporations begin to pay their fair share.  (Applause.)  Just begin.

Look, I’m a capitalist.  I’m a capitalist.  But pay your fair share.

I think a lot of you at home — a lot of you at home agree with me and many people that you know: The tax system is not fair.  It is not fair.  (Applause.)

Look, the idea that in 2020, 55 of the largest corporations in America, the Fortune 500, made $40 billion in profits and paid zero in federal taxes?  Zero.

AUDIENCE:  Booo —

THE PRESIDENT:  Folks, it’s simply not fair.

But now, because of the law I signed, billion-dollar companies have to pay a minimum of 15 percent.  God love them.  (Applause.)  Fifteen percent.  That’s less than a nurse pays.  (Applause.)

Let me be crystal clear.  I said at the very beginning: Under my plans, as long as I’m President, nobody earning less than $400,000 will pay an additional penny in taxes.  Nobody.  Not one penny.  (Applause.)

But let’s finish the job.  There’s more to do.  (Applause.)

We have to reward work, not just wealth.  Pass my proposal for the billionaire minimum tax.  (Applause.)  You know, there’s a thousand billionaires in America — it’s up from about 600 at the beginning of my term — but no billionaire should be paying a lower tax rate than a school teacher or a firefighter.  (Applause.)  No, I mean it.  Think about it.

I mean, look, I know you all aren’t enthusiastic about that, but think about it.  Think about it.

Have you noticed — Big Oil just reported its profits.  Record profits.  Last year, they made $200 billion in the midst of a global energy crisis.  I think it’s outrageous.

Why?  They invested too little of that profit to increase domestic production.  And when I talked to a couple of them, they say, “We were afraid you were going to shut down all the oil wells and all the oil refineries anyway, so why should we invest in them?”  I said, “We’re going to need oil for at least another decade, and that’s going to exceed…” — (laughter) — and beyond that.  We’re going to need it.  Production.

If they had, in fact, invested in the production to keep gas prices down — instead they used the record profits to buy back their own stock, rewarding their CEOs and shareholders.

Corporations ought to do the right thing.

That’s why I propose we quadruple the tax on corporate stock buybacks and encourage long- — (applause) — long-term investments.  They’ll still make considerable profit.

Let’s finish the job and close the loopholes that allow the very wealthy to avoid paying their taxes.

Instead of cutting the number of audits for wealthy taxpayers, I just signed a law to reduce the deficit by $114 billion by cracking down on wealthy tax cheats.  (Applause.)  That’s being fiscally responsible.

In the last two years, my administration has cut the deficit by more than $1.7 trillion –- the largest deficit reduction in American history.  (Applause.)

Under the previous administration, the American deficit went up four years in a row.

Because of those record deficits, no President added more to the national debt in any four years than my predecessor.  

Nearly 25 percent of the entire national debt that took over 200 years to accumulate was added by just one administration alone — the last one.  They’re the facts.  Check it out.  Check it out.

How did Congress respond to that debt?  They did the right thing.  They lifted the debt ceiling three times without preconditions or crisis.  (Applause.)  They paid the American bill to prevent an economic disaster of the country.

So, tonight I’m asking the Congress to follow suit.  (Applause.)  Let us commit here tonight that the full faith and credit of the United States of America will never, ever be questioned.

So my — many of — some of my Republican friends want to take the economy hostage — I get it — unless I agree to their economic plans.  All of you at home should know what those plans are.

Instead of making the wealthy pay their fair share, some Republicans — some Republicans want Medicare and Social Security to sunset.  I’m not saying it’s a majority —

AUDIENCE:  Booo —

THE PRESIDENT:  Let me give you —

AUDIENCE:  No!

THE PRESIDENT:  Anybody who doubts it, contact my office.  I’ll give you a copy.  I’ll give you a copy of the proposal.

AUDIENCE MEMBER:  Liar!

THE PRESIDENT:  That means Congress doesn’t vote —

Well, I’m glad to see — no, I tell you, I enjoy conversion.  (Laughter.) 

You know, it means if Congress doesn’t keep the programs the way they are, they’d go away. 

Other Republicans say — I’m not saying it’s a majority of you.  I don’t even think it’s a significant —

AUDIENCE MEMBER:  (Inaudible.)

THE PRESIDENT:  — but it’s being proposed by individuals.

I’m not — politely not naming them, but it’s being proposed by some of you.

(Cross-talk in the audience.)

THE PRESIDENT:  Look, folks, the idea is that we’re not going to be — we’re not going to be moved into being threatened to default on the debt if we don’t respond.  (Applause.)

Folks — (applause) — so, folks, as we all apparently agree, Social Security and Medicare is off the — off the books now, right?  (Applause.)  They’re not to be touched?  (Applause.)  

All right.  All right.  We got unanimity!  (Applause.)

Social Security and Medicare are a lifeline for millions of seniors.  Americans have to pay into them from the very first paycheck they’ve started.

So, tonight, let’s all agree — and we apparently are — let’s stand up for seniors.  (Applause.)  Stand up and show them we will not cut Social Security.  We will not cut Medicare.

Those benefits belong to the American people.  They earned it.  And if anyone tries to cut Social Security — which apparently no one is going to do — (laughter and applause) — and if anyone tries to cut Medicare, I’ll stop them.  I’ll veto it.  (Applause.)

And, look, I’m not going to allow them to take away — be taken away.  Not today.  Not tomorrow.  Not ever.

But apparently, it’s not going to be a problem.  (Laughter and applause.)

Next month, when I offer my fiscal plan, I ask my Republican friends to lay down their plan as well.  I really mean it.  Let’s sit down together and discuss our mutual plans together.  (Applause.)  Let’s do that.

I can tell you, the plan I’m going to show you is going to cut the deficit by another $2 trillion.  And it won’t cut a single bit of Medicare or Social Security. 

In fact, we’re going to extend the Medicare Trust Fund at least two decades, because that’s going to be the next argument: how do we make — keep it solvent.  Right? 

Well, I will not raise taxes on anyone making under 400 grand.  But we’ll pay for it the way we talked about tonight: by making sure that the wealthy and big corporations pay their fair share.  (Applause.)

Look — look, look, here’s — here’s the deal.  They aren’t just taking advantage of the tax code, they’re taking advantage of you, the American consumer. 

Here’s my message to all of you out there: I have your back.  We’re already preventing Americans who are [from] receiving surprise medical bills, stopping 1 billion dollar [1 million] surprise bills per month so far.  (Applause.) 

We’re protecting seniors’ life savings by cracking down on nursing homes that commit fraud, endanger patient safety, or prescribe drugs that are not needed. 

Millions of Americans can now save thousands of dollars because they can finally get a hearing aid over the counter without a prescription.  (Applause.)

Look, capitalism without competition is not capitalism.  It’s extortion.  It’s exploitation.

Last year, I cracked down, with the help of many of you, on foreign shipping companies that were making you pay higher prices for every good coming into the country.

I signed a bipartisan bill that cut shipping costs by

90 percent, helping American farmers, businessmen, and consumers.

Let’s finish the job.  Pass the bipartisan legislation to strengthen and — to strengthen antitrust enforcement and forbeg- — and prevent big online platforms from giving their own products an unfair advantage.  (Applause.) 

My administration is also taking on junk fees, those hidden surcharges too many companies use to make you pay more.

For example, we’re making airlines show you the full ticket price upfront, refund your money if your flight is cancelled or delayed.  We’ve reduced exorbitant bank overdrafts by saving consumers more than $1 billion a year.  (Applause.)

We’re cutting credit card late fees by 75 percent, from $30 to $8.  (Applause.)

Look, junk fees may not matter to the very wealthy, but they matter to most other folks in homes like the one I grew up in, like many of you did.  They add up to hundreds of dollars a month.  They make it harder for you to pay your bills or afford that family trip.

I know how unfair it feels when a company overcharges you and gets away with it.  Not anymore.

We’ve written a bill to stop it all.  It’s called the Junk Fee Prevention Act.  We’re going to ban surprise resort fees that hotels charge on your bill.  Those fees can cost you up to $90 a night at hotels that aren’t even resorts.  (Laughter and applause.)

We — the idea that cable, Internet, and cellphone companies can charge you $200 or more if you decide to switch to another provider.  Give me a break.  (Applause.)

We can stop service fees on tickets to concerts and sporting events and make companies disclose all the fees upfront.

And we’ll prohibit airlines from charging $50 roundtrip for a family just to be able to sit together.  Baggage fees are bad enough.  Airlines can’t treat your child like a piece of baggage.  (Applause.)

Americans are tired of being — we’re tired of being played for suckers. 

So pass — pass the Junk Fee Prevention Act so companies stop ripping us off.

For too long, workers have been getting stiffed, but not anymore.  We’re going to be — we’re beginning to restore the dignity of work.

For example, I — I should have known this, but I didn’t until two years ago: Thirty million workers have to sign non-compete agreements for the jobs they take.  Thirty million.  So a cashier at a burger place can’t walk across town and take the same job at another burger place and make a few bucks more. 

AUDIENCE:  Booo —

THE PRESIDENT:  It just changed.  Well, they just changed it because we exposed it.  That was part of the deal, guys.  Look it up.  But not anymore. 

We’re banning those agreements so companies have to compete for workers and pay them what they’re worth.  (Applause.)

And I must tell you, this is bound to get a response from my friends on my left, with the right. 

I’m so sick and tired of companies breaking the law by preventing workers from organizing.  Pass the PRO Act!  (Applause.)  Because businesses have a right — workers have a right to form a union.  And let’s guarantee all workers have a living wage.

Let’s make sure working parents can afford to raise a family with sick days, paid family and medical leave, affordable childcare.  (Applause.)  That’s going to enable millions of more people to go and stay at work. 

And let’s restore the full Child Tax Credit — (applause) — which gave tens of millions of parents some breathing room and cut child poverty in half to the lowest level in history.

And, by the way, when we do all of these things, we increase productivity, we increase economic growth.

So let’s finish the job and get more families access to affordable, quality housing.

Let’s get seniors who want to stay in their homes the care they need to do so.  Let’s give more breathing room to millions of family caregivers looking after their loved ones.

Pass my plan so we get seniors and people with disabilities the home care services they need — (applause) — and support the workers who are doing God’s work.

These plans are fully paid for, and we can afford to do them.

Restoring the dignity of work means making education an affordable ticket to the middle class.

You know, when we made public education — 12 years of it — universal in the last century, we made the best-educated, best-paid — we became the best-education, best-paid nation in the world.

But the rest of the world has caught up.  It has caught up.

Jill, my wife, who teaches full-time, has an expression.  I hope I get it right, kid.  (Laughter.)  “Any nation that out-educates is going to out-compete us.”  Any nation that out-educates is going to out-compete us.

Folks, we all know 12 years of education is not enough to win the economic competition of the 21st century.  (Applause.)  If we want to have the best-educated workforce, let’s finish the job by providing access to preschool for three and four years old.  Studies show that children who go to preschool are nearly 50 percent more likely to finish high school and go on to earn a two- or four-year degree, no matter their background they came from.

Let’s give public school teachers a raise.  (Applause.)

We’re making progress by reducing student debt, increasing Pell Grants for working and middle-class families.

Let’s finish the job and connect students to career opportunities starting in high school, provide access to two years of community college — the best career training in America, in addition to being a pathway to a four-year degree.  (Applause.)

Let’s offer every American a path to a good career, whether they go to college or not.  (Applause.)

And, folks — folks, in the midst of the COVID crisis, when schools were closed and we were shutting down everything, let’s recognize how far we came in the fight against the pandemic itself. 

While the virus is not gone, thanks to the resilience of the American people and the ingenuity of medicine, we’ve broken the COVID grip on us. 

COVID deaths are down by 90 percent.  We’ve saved millions of lives and opened up our country — we opened our country back up.  And soon, we’ll end the public health emergency.  (Applause.)  

AUDIENCE MEMBER:  (Inaudible.)

THE PRESIDENT:  But — that’s called a public health emergency. 

But we’ll remember the toll and pain that’s never going to go away.  More than a million Americans lost their lives to COVID.  A million.  Families grieving.  Children orphaned.  Empty chairs at the dining room table constantly reminding you that she used to sit there.  Remembering them, we remain vigilant.

We still need to monitor dozens of variants and support new vaccines and treatments.  So Congress needs to fund these efforts and keep America safe.

And as we emerge from this crisis stronger, we’re also — got to double down prosecuting criminals who stole relief money meant to keep workers and small businesses afloat.  (Applause.) 

Before I came to office, you remember, during that campaign, the big issue was about inspector generals who would protect taxpayers’ dollars, who were sidelined.  They were fired.  Many people said, “We don’t need them.”  And fraud became rampant. 

Last year, I told you the watchdogs are back.  Since then — since then, we’ve recovered billions of taxpayers’ dollars. 

Now let’s triple the anti-fraud strike force going after these criminals, double the statute of limitations on these crimes, and crack down on identity fraud by criminal syndicates stealing billions of dollars — billions of dollars from the American people.  (Applause.)

And the data shows that for every dollar we put into fighting fraud, the taxpayer will get back at least 10 times as much.  It matters.  It matters. 

Look, COVID left its scars, like the spike in violent crime in 2020 — the first year of the pandemic.  We have an obligation to make sure all people are safe. 

Public safety depends on public trust, as all of us know.  But too often, that trust is violated. 

Joining us tonight are the parents of Tyre Nichols –welcome — (applause) — who had to bury Tyre last week.  

As many of you personally know, there’s no words to describe the heartache or grief of losing a child.  But imagine — imagine if you lost that child at the hands of the law.  Imagine having to worry whether your son or daughter came home from walking down the street or playing in the park or just driving a car. 

Most of us in here have never had to have “the talk” — “the talk” — that brown and Black parents have had to have with their children. 

Beau, Hunter, Ashley — my children — I never had to have the talk with them.  I never had to tell them, “If a police officer pulls you over, turn your interior lights on right away.  Don’t reach for your license.  Keep your hands on the steering wheel.” 

Imagine having to worry like that every single time your kid got in a car. 

Here’s what Tyre’s mother shared with me when I spoke to her, when I asked her how she finds the courage to carry on and speak out.  With the faith of God, she said her son was, quote, “a beautiful soul” and “something good will come of this.”

Imagine how much courage and character that takes. 

It’s up to us, to all of us.  We all want the same thing: neighborhoods free of violence, law enfircement [sic] — law enforcement who earns the community’s trust.  Just as every cop, when they pin on that badge in the morning, has a right to be able to go home at night, so does everybody else out there.  (Applause.)  Our children have a right to come home safely. 

Equal protection under the law is a covenant we have with each other in America.  (Applause.)

We know police officers put their lives on the line every single night and day.  And we know we ask them, in many cases, to do too much — to be counselors, social workers, psychologists — responding to drug overdoses, mental health crises, and so much more.  In one sense, we ask much too much of them.

I know most cops and their families are good, decent, honorable people — the vast majority.  (Applause.)  And they risk — and they risk their lives every time they put that shield on. 

But what happened to Tyre in Memphis happens too often.  We have to do better.  Give law enforcement the real training they need.  Hold them to higher standards.  Help them to succeed in keeping them safe. 

We also need more first responders and professionals to address the growing mental health, substance abuse challenges.  (Applause.)  More resources to reduce violent crime and gun crime.  More community intervention programs.  More investments in housing, education, and job training.  (Applause.)  All this can help prevent violence in the first place. 

And when police officers or police departments violate the public trust, they must be held accountable.  (Applause.)

With the support — (applause) — with the support of families of victims, civil rights groups, and law enforcement, I signed an executive order for all federal officers, banning chokeholds, restricting no-knock warrants, and other key elements of the George Floyd Act. 

Let’s commit ourselves to make the words of Tyler’s [Tyre’s] mom true: Something good must come from this.  (Applause.)  Something good.

And all of us — all of us — (applause) — folks, it’s difficult, but it’s simple: All of us in the cha- — in this chamber, we need to rise to this moment.  We can’t turn away.  Let’s do what we know in our hearts that we need to do.  Let’s come together to finish the job on police reform.  Do something.  Do something.

That was the plea of parents who lost their children in Uvalde — I met with every one of them — “Do something about gun violence.”  (Applause.)  Thank God — thank God we did, passing the most sweeping gun safety law in three decades.  (Applause.)

That includes things like — that the majority of responsible gun owners already support: enhanced background checks for 18- to 21 years old, red-flag laws keeping guns out of the hands of people who are a danger to themselves and others.  (Applause.)

But we know our work is not done.  Joining us tonight is Brandon Tsay, a 26-year-old hero. 

Brandon put his college dreams on hold — (applause) — to be at his mom’s side — his mom’s side when she was dying from cancer.  (Applause.)  And Brandon — Brandon now works at the dance studio started by his grandparents. 

And two weeks ago, during the Lunar New Year celebrations, he heard the studio door close, and he saw a man standing there pointing a semi-automatic pistol at him.  He thought he was going to die, but he thought about the people inside. 

In that instant, he found the courage to act and wrestled the semi-automatic pistol away from the gunman who had already killed 11 people in another dance studio.  Eleven.

He saved lives.  It’s time we do the same. 

Ban assault weapons now!  (Applause.)  Ban them now!  Once and for all.  (Applause.) 

I led the fight to do that in 1994.  And in 10 years that ban was law, mass shootings went down.  After we let it expire in a Republican administration, mass shootings tripled.

Let’s finish the job and ban these assault weapons.

And let’s also come together on immigration.  (Applause.)  Make it a bipartisan issue once again.

We know — we now have a record number of personnel working to secure the border, arresting 8,000 human smugglers, seizing over 23,000 pounds of fentanyl in just the last several months.  (Applause.)

We’ve launched a new border plan last month.  Unlawful migration from Cuba, Haiti, Nicaragua, and Venezuela has come down 97 percent as a consequence of that. 

But American border problems won’t be fixed until Congress acts.  If we don’t pass my comprehensive immigration reform, at least pass my plan to provide the equipment and officers to secure the border — (applause) — and a pathway to citizenship for DREAMers, those on temporary status, farmworkers, essential workers.

Here in the People’s House, it’s our duty to protect all the people’s rights and freedoms.  Congress must restore the right and —

AUDIENCE MEMBER:  Secure the border! 

AUDIENCE MEMBER:  (Inaudible) border!

(Cross-talk from the audience.)

THE PRESIDENT:  Congress must restore the right that was taken away in Roe v. Wade — and protect Roe v. Wade.  (Applause.)  Give every woman the constitutional right.

The Vice President and I are doing everything to protect access to reproductive healthcare and safeguard patient safety.  But already, more than a dozen states are enforcing extreme abortion bans. 

Make no mistake about it: If Congress passes a national ban, I will veto it.  (Applause.)

But let’s also pass — let’s also pass the bipartisan Equality Act to ensure LBG- — LGBTQ Americans, especially transgender young people, can live with safety and dignity.  (Applause.)

Our strength — our strength is not just the example of our power, but the power of our example.  Let’s remember, the world is watching. 

I spoke from this chamber one year ago, just days after Vladimir Putin unleashed his brutal attack against Ukraine, a murderous assault, evoking images of death and destruction Europe suffered in World War Two. 

Putin’s invasion has been a test for the ages — a test for America, a test for the world.  Would we stand for the most basic of principles?  Would we stand for sovereignty?  Would we stand for the right of people to live free of tyranny?  Would we stand for the defense of democracy?  (Applause.)  For such defense matters to us because it keeps peace and prevents open season on would-be aggressors that threatens our prosperity.  (Applause.) 

One year later, we know the answer.  Yes, we would.  And we did.  We did.  (Applause.)

And together, we did what America always does at our best.  We led.  We united NATO.  We built a global coalition.  We stood against Putin’s aggression.  We stood with the Ukrainian people. 

Tonight, we’re once again joined by Ukrainians’ Ambassador to the United States.  She represents not her — just her nation but the courage of her people.  Ambassador is — our Ambassador is here, united in our — we’re united in our support of your country. 

Will you stand so we can all take a look at you?  (Applause.)  Thank you.  Because we’re going to stand with you as long as it takes.  (Applause.)

Our nation is working for more freedom, more dignity, and more — more peace, not just in Europe, but everywhere. 

Before I came to office, the story was about how the People’s Republic of China was increasing its power and America was failing in the world.  Not anymore.

We made clear and I made clear in my personal conversations, which have been many, with President Xi that we seek competition, not conflict.  But I will make no apologies that we’re investing and — to make America stronger.

Investing in American innovation and industries that will define the future that China intends to be dominating. 

Investing in our alliances and working with our allies to protect advanced technologies so they will not be used against us. 

Modernizing our military to safeguard stability and determine — deter aggression. 

Today, we’re in the strongest position in decades to compete with China or anyone else in the world.  Anyone else in the world.  (Applause.) 

And I’m committed — I’m committed to work with China where we can advance American interests and benefit the world.  But make no mistake about it: As we made clear last week, if China threatens our sovereignty, we will act to protect our country.  And we did.  (Applause.) 

Look, let’s be clear: Winning the competition should unite all of us. 

We face serious challenges across the world.  But in the past two years, democracies have become stronger, not weaker.  Autocracies have grown weaker, not stronger. 

Name me a world leader who’d change places with Xi Jinping.  Name me one.  Name me one.

America is rallying the world to meet those challenges — from climate to global health to food insecurity to terrorism to territorial aggression. 

Allies are stepping up, spending more, and doing more.  Look, the bridges we’re forming between partners in the Pacific and those in the Atlantic.  And those who bet against America are learning how wrong they are.  It’s never, ever been a good bet to bet against America.  Never.  (Applause.) 

AUDIENCE:  USA!  USA!  USA!

THE PRESIDENT:  Well —

AUDIENCE:  USA!  USA!  USA!

THE PRESIDENT:  When I came to office, most assured that bipartisanship — assumed — was impossible.  But I never believed it.  That’s why a year ago, I offered a Unity Agenda to the nation as I stood here.

We made real progress together.

We passed the law making it easier for doctors to prescribe effective treatments for opioid addiction.  (Applause.) 

We passed the gun safety law, making historic investments in mental health. 

We launched the ARPA-H drive for breakthroughs in the fight against cancer, Alzheimer’s, and diabetes, and so much more.  (Applause.)

We passed the Heath Robinson PACT Act, named after the late Iraq War veteran whose story about exposure to toxic burn pits I shared here last year.  (Applause.)

And I understand something about those burn pits. 

But there is so much more to do.  And we can do it together. 

Joining us tonight is a father named Doug from Newton, New Hampshire.  He wrote Jill, my wife, a letter — and me as well — about his courageous daughter, Courtney.  A contagious laugh.  His sister’s best friend — her sister’s best friend.  

He shared a story all too familiar to millions of Americans and many of you in the audience.  Courtney discovered pills in high school.  It spiraled into addiction and eventually death from a fentanyl overdose.  She was just 20 years old. 

Describing the last eight years without her, Doug said, “There is no worse pain.”  Yet, their family has turned pain into purpose, working to end the stigma and change laws.  He told us he wants to “start a journey towards American recovery.”

Doug, we’re with you.  Fentanyl is killing more than 70,000 Americans a year.  Big —

(Cross-talk in the audience.)

AUDIENCE MEMBERS:  Order!

THE PRESIDENT:  Big — you got it. 

AUDIENCE MEMBER:  (Inaudible) China!

AUDIENCE MEMBER:  It’s your fault! 

THE PRESIDENT:  So let’s launch a major surge to stop fentanyl production and the sale and trafficking.  With more drug detection machines, inspection cargo, stop pills and powder at the border.  (Applause.)  Working with couriers, like FedEx, to inspect more packages for drugs.  Strong penalties to crack down on fentanyl trafficking.  (Applause.)

Second, let’s do more on mental health, especially for our children.  When millions of young people are struggling with bullying, violence, trauma, we owe them greater access to mental health care at their schools.

We must finally hold social media companies accountable for experimenting they’re doing — running [on] children for profit.  (Applause.)  

And it’s time to pass bipartisan legislation to stop Big Tech from collecting personal data on kids and teenagers online, ban targeted advertising to children, and impose stricter limits on the personal data that companies collect on all of us.

Third, let’s do more to keep this nation’s one fully sacred obligation: to equip those we send into harm’s way and care for them and their families when they come home. 

Job training, job placement for veterans and their spouses as they come to — return to civilian life.  Helping veterans to afford their rent, because no one should be homeless in America, especially someone who served the country.  (Applause.)

Denis McDoungin [sic] — Denis McDonough is here, of the VA.  We had our first real discussion when I asked him to take the job.  I’m glad he did.  We were losing up to 25 veterans a day on suicide.  Now we’re losing 17 a day to the silent scourge of suicide.  Seventeen veterans a day are committing suicide, more than all the people being killed in the wars. 

Folks, VA — VA is doing everything it can, including expanding mental health screening, proven programs that recruits veterans to help other veterans understand what they’re going through, get them the help they need.  We got to do more. 

And fourth, last year, Jill and I reignited the Cancer Moonshot that I was able to start with, and President Obama asked me to lead our administration on this issue.

Our goal is to cut the cancer death rates at least by 50 percent in the next 25 years, turn more cancers from death sentences to treatable diseases, provide more support for patients and their families. 

It’s personal to so many of us — so many of us in this audience. 

Joining us are Maurice and Kandice, an Irishman and a daughter of immigrants from Panama.  They met and fell in love in New York City and got married in the same chapel as Jill and I got married in New York City.  Kindred spirits. 

He wrote us a letter about his little daughter, Ava.  And I saw her just before I came over.  She was just a year old when she was diagnosed with a rare kidney disease — cancer.  After 26 blood transfusions, 11 rounds of radiation, 8 rounds of cheno [sic] — chemo, 1 kidney removed, given a 5 percent survival rate. 

He wrote how, in the darkest moments, he thought, “If she goes, I can’t stay.” 

Many of you have been through that as well.  Jill and I understand that, like so many of you. 

And he read Jill’s book describing our family’s cancer journey and how we tried to steal moments of joy where we could with Beau. 

For them, that glimmer of joy was the half-smile of their baby girl.  It meant everything to them.  They never gave up hope, and little Ava never gave up hope.  She turns four next month.  (Applause.) 

They just found out Ava is beating the odds and is on her way to being cured of cancer.  And she’s watching from the White House tonight, if she’s not asleep already.  (Applause.)

For the lives we can save — for the lives we can save and the lives we have lost, let this be a truly American moment that rallies the country and the world together and prove that we can still do big things. 

Twenty years ago, under the leadership of President Bush and countless advocates and champions, he undertook a bipartisan effort through PEPFAR to transform the global fight against HIV/AIDS.  It’s been a huge success.  (Applause.)  He thought big.  He thought large.  He moved!  (Applause.)

I believe we can do the same thing with cancer.  Let’s end cancer as we know it and cure some cancers once and for all.

Folks, there’s one reason why we’ve been able to do all of these things: our democracy itself.  It’s the most fundamental thing of all.  With democracy, everything is possible.  Without it, nothing is. 

Over the last few years, our democracy has been threatened and attacked, put at risk — put to the test in this very room on January the 6th. 

And then, just a few months ago, an unhinged Big Lie assailant unleashed a political violence at the home of the then-Speaker of the House of Representatives, using the very same language the insurrectionists used as they stalked these halls and chanted on January 6th. 

Here tonight, in this chamber, is the man who bears the scars of that brutal attack but is as tough and as strong and as resilient as they get: my friend, Paul Pelosi.  Paul, stand up.  (Applause.)  

But such a heinous act should have never happened.  We must all speak out.  There is no place for political violence in America. 

We have to protect the right to vote, not suppress the — that fundamental right.  Honor the results of our elections, not subvert the will of the people.  We have to uphold the rule of the law and restore trust in our institutions of democracy.  And we must give hate and extremism in any form no safe harbor.  (Applause.)  

Democracy must not be a partisan issue.  It’s an American issue. 

Every generation of Americans have faced a moment where they have been called to protect our democracy, defend it, stand up for it.  And this is our moment. 

My fellow Americans, we meet tonight at an inflection point, one of those moments that only a few generations ever face, where the direction we now take is going to decide the course of this nation for decades to come. 

We’re not bystanders of history.  We’re not powerless before the forces that confront us.  It’s within our power of We the People. 

We’re facing the test of our time.  We have to be the nation we’ve always been at our best: optimistic, hopeful, forward-looking.  A nation that embraces light over dark, hope over fear, unity over division, stability over chaos.

We have to see each other not as enemies, but as fellow Americans.  We’re a good people.  (Applause.)  The only nation in the world built on an idea — the only one.  Other nations are defined by geography, ethnicity, but we’re the only nation based on an idea that all of us, every one of us, is created equal in the image of God.  A nation that stands as a beacon to the world.  A nation in a new age of possibilities.

So I have come to fulfil my constitutional obligation to report on the state of the Union.  And here is my — my report: Because the soul of this nation is strong, because the backboken [sic] — backbone of this nation is strong, because the people of this nation are strong, the state of the Union is strong.  (Applause.)

I’m not new to this place.  I stand here tonight having served as long as about any one of you who have ever served here.  (Laughter.)  But I’ve never been more optimistic about our future — about the future of America. 

We just have to remember who we are.  We’re the United States of America.  And there’s nothing — nothing beyond our capacity if we do it together.  (Applause.)

God bless you all.  And may God protect our troops.  Thank you.  (Applause.) 

10:22 P.M. EST

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