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Declaraciones del President en la ceremonia de naturalizacion

THE WHITE HOUSE
Oficina del Secretario de Prensa
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Para publicación inmediata                                                                       4 de julio, 2012


DECLARACIONES DEL PRESIDENTE
EN LA CEREMONIA DE NATURALIZACIÓN

Salón Este


10:58 A.M. EDT

EL PRESIDENTE: Gracias.  (Aplausos.)  Buenos días a todos. 

PÚBLICO: Buenos días, Sr. Presidente.

EL PRESIDENTE: Secretaria Napolitano, Director Mayorkas, distinguidos invitados, familias y amigos: bienvenidos a la Casa Blanca.  Qué manera tan ideal de celebrar el cumpleaños de los Estados Unidos; la democracia más antigua del mundo, con algunos de nuestros ciudadanos más nuevos. 

Tengo que confesarles que, personalmente, esta es una de mis cosas favoritas.  Me llena de alegría e inspiración porque nos recuerda que somos un país que está unido no solo por la etnia o los lazos sanguíneos, sino por la fidelidad a un conjunto de ideas.  Y, como miembros de nuestro ejército, ustedes levantaron la mano e hicieron un juramento de servicio.  Es un honor para mí servir como su Comandante en Jefe.  Hoy, ustedes levantaron la mano y han hecho el juramento de ciudadanía.  Y no podría sentirme más orgulloso de encontrarme entre los primeros en saludarlos como “mis compatriotas americanos".

Analizando el pasado, fue una acción de extraordinaria audacia, cuando varias decenas de delegados, en ese salón en Filadelfia, se atrevieron a desafiar al más poderoso imperio en el mundo y declararon “que estas Colonias Unidas son, y por Derecho han de ser Estados Libres e Independientes".

Doscientos treinta y seis años más tarde, nos asombra la historia de los Estados Unidos.  De una serie de 13 colonias a 50 estados desde una orilla a otra orilla brillante.  Desde un experimento delicado sobre la democracia a un faro de libertad que aun alumbra al mundo.  Desde una sociedad de granjeros y comerciantes a la economía mayor y más dinámica del mundo.  Desde un ejército desorganizado de milicias e improvisados a ustedes, que son el personal militar más capacitado que jamás se haya conocido en el mundo.  Desde una población de unos 3 millones, entre hombres libres y esclavos, a más de 300 millones de estadounidenses de todos los colores y todas las religiones que existen. 

Con esta ceremonia de hoy, así como otras como esta a través de nuestro país, afirmamos otra verdad: Nuestro camino en Estados Unidos, nuestro éxito, simplemente no serían posibles sin las generaciones de inmigrantes que han llegado a nuestras costas de todos los rincones del mundo.  Lo decimos con tanta frecuencia que a veces nos olvidamos lo que realmente significa, que somos una nación de inmigrantes.  Salvo que uno sea uno de los primeros americanos, es decir, un americano nativo, todos descendemos de gente que vino de otra parte; independientemente de que haya llegado en el Mayflower o en un barco de esclavos, independientemente de que haya desembarcado en Ellis Island o que haya cruzado el Río Grande.

Los inmigrantes firmaron nuestra Declaración de Independencia con sus nombres y contribuyeron a lograr nuestra independencia.  Los inmigrantes ayudaron a construir los ferrocarriles y a construir nuestras ciudades, con sus manos encallecidas, una sobre otra.  Los inmigrantes se fueron a las armas para preservar nuestra unión, para vencer el fascismo, y para ganar la Guerra Fría.  Los inmigrantes y sus descendientes ayudaron a promover nuevas industrias y a fomentar nuestra Era de Información, desde Google hasta el iPhone.  De manera que la historia de los inmigrantes en los Estados Unidos no es una historia sobre "ellos", sino que es una historia sobre "nosotros".  Es quienes somos.  Y ahora, les toca a todos ustedes escribir el próximo capítulo. 

Cada uno de ustedes ha recorrido su propio camino para llegar a este momento, desde Camerún y las Filipinas, Rusia y Palau y otros lugares por el camino.  Algunos de ustedes vinieron aquí de niños, traídos por padres que soñaban con darles a ustedes las oportunidades que ellos nunca tuvieron.  Otros de ustedes vinieron de adultos, abriéndose el camino a través de un nuevo país y una nueva cultura y un nuevo idioma. 

Todos ustedes hicieron algo sumamente profundo: Ustedes tomaron la decisión de servir.  Se pusieron el uniforme de un país que no llegaba aun a ser el propio.  En tiempos de guerra, algunos de ustedes fueron desplegados hacia el peligro.  Ustedes demostraron los valores que nosotros celebramos todos los Cuatro de Julio: el deber, la responsabilidad y el patriotismo.

Saludamos a un esposo y padre, oriundo de México, que ahora pertenece a la Infantería de Marina de los Estados Unidos, acompañado en el día de hoy por su esposa Silvia y su hija Juliett.  En sus propias palabras, hacerse ciudadano es "otro paso en la dirección correcta para mi familia".  Así es que hoy felicitamos a Francisco Ballesteros De La Rosa.  ¿Dónde está Francisco?  (Aplausos.)

Saludamos a una joven de El Salvador, que vino aquí cuando tenía solo seis años de edad, se crió aquí, y dice que "siempre tuvo el deseo de servir" y que soñaba con hacerse, que sueña con hacerse, asistente médica del Ejército.  Así es que felicitamos a Luisa Childers.  Luisa.  (Aplausos.)

Saludamos a un joven de Nigeria que vino aquí de niño.  El nos dice que, "Salí de Nigeria con el sueño de que todos tenemos un destino en la vida y que todos nacemos con los recursos para marcar una diferencia".  Estamos seguros de que él marcará una diferencia.  Felicitamos a Oluwatosin Akinduro.  (Aplausos.)

Saludamos a un joven de Bolivia, que llegó a los Estados Unidos, se alistó en el ejército y ha servido de voluntario para ayudar a cuidar a nuestros veteranos.  El dice que se está haciendo ciudadano para ser "parte de la libertad que todo el mundo busca".  Así es que felicitamos a Javier Beltrán.  (Aplausos.)

A estos hombres y mujeres, a estos americanos, les ha tomado años, incluso décadas, convertir su sueño en realidad.  Y también esto nos recuerda una lección sobre el Cuatro de Julio.  En ese día de Julio, nuestros Fundadores declararon su independencia.  Sin embargo, solo la declararon; les tomó otros siete años ganar la guerra.  Quince años establecer una Constitución y una Carta de Derechos.  Casi 90 años, y una gran Guerra Civil, para abolir la esclavitud.  Casi 150 años para que las mujeres consiguieran el derecho al voto.  Casi 190 años para fundamentar los derechos al voto.  Y, aun actualmente, todavía continuamos perfeccionando nuestra unión, seguimos extendiendo la promesa de los Estados Unidos.

Esto incluye cerciorarnos de que el sueño americano perdure para todos aquellos, al igual que estos hombres y mujeres, que estén dispuestos a trabajar duro, a regirse por las reglas y a cumplir sus responsabilidades.  Ya que, al igual que continuamos siendo una nación de leyes, tenemos que continuar siendo una nación de inmigrantes.  Y por eso es que, como otro paso adelante, estamos eliminándoles la sombra de la deportación a los jóvenes que prestan servicios, los jóvenes merecedores que fueron traídos a este país de niños.  Por eso es que seguimos necesitando la Ley DREAM; para retener a los jóvenes con talento que quieren contribuir a nuestra sociedad y servir a nuestro país.  Por eso es que necesitamos una reforma migratoria general, porque el éxito de Estados Unidos lo exige.

Porque la lección de estos 236 años es evidente: la inmigración hace más fuerte a los Estados Unidos.  La inmigración nos hace más prósperos.  Y la inmigración coloca a los Estados Unidos en una posición de liderazgo en el siglo XXI.  Y estos jóvenes son testamento de ello.  Ninguna otra nación en el mundo recibe con gusto a tanta gente recién llegada.  Ninguna otra nación se renueva constantemente a sí misma, se refresca con las esperanzas, y el impulso, y el optimismo, y el dinamismo de cada nueva generación de inmigrantes.  Ustedes todos son uno de los motivos por los que, incluso después de dos siglos, los Estados Unidos siempre permanece joven, siempre con miras al futuro, siempre con la seguridad de que nuestros mejores días están por venir.

Así es que, a todos ustedes, quiero desearles el más feliz Cuatro de Julio.  Que Dios los bendiga a todos.  Que Dios bendiga a nuestros hombres y mujeres de uniforme y a sus familias.  Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.  (Aplausos.)

Y con eso, quiero que todos me acompañen a darle la bienvenida al estrado a uno de los ciudadanos más nuevos de los Estados Unidos.  Nacido en Guatemala, se alistó en la Infantería de Marina, sirvió con honor en Afganistán.  Y yo sé que él se siente especialmente orgulloso porque, dentro de unos días, su padre Walter, que también está aquí hoy, se hará ciudadano americano también.  ¿Dónde está Walter?  Allí está.  (Risas.)  Gusto en saludarte, Walter.  (Aplausos.)  Démosle la bienvenida al Cabo de Primera Byron Acevedo para que nos dirija en el Juramento a la Bandera.

Aquí mismo.

SR. ACEVEDO: Estoy nervioso.  (Risas.) 

(Se recita el Juramento a la Bandera.)

EL PRESIDENTE: Muchas gracias a todos.  Qué disfruten de un magnífico Cuatro de Julio.  Felicidades a nuestros ciudadanos más nuevos.  ¡Que viva!  (Aplausos.)

                        FIN          11:09 A.M. EDT