Declaraciones del Presidente sobre el Tiroteo en una Escuela en Newtown, Connecticut
THE WHITE HOUSE
Oficina del Secretario de Prensa
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PARA PUBLICACIÓN INMEDIATA
14 de diciembre, 2012
3:15 P.M. EST
EL PRESIDENTE: Esta tarde hablé con el Gobernador Malloy y el Director Mueller del FBI. Le ofrecí mis condolencias en nombre de la nación al Gobernador Malloy, y le expresé claramente que puede contar con todos los recursos que necesite para investigar este crimen abominable, ofrecer cuidado a las víctimas y ofrecer asesoramiento a sus familias.
Hemos sufrido demasiadas de estas tragedias en los últimos años. Y cada vez que recibo esas noticias, reacciono no como Presidente, sino como reaccionaría toda otra persona, como padre. Y esa fue precisamente la realidad en el día de hoy. Sé positivamente que no hay un padre o madre en los Estados Unidos que no sienta el mismo pesar tan abrumador que siento yo.
La mayoría de los que murieron hoy eran niños; preciosos niños pequeños entre 5 y 10 años de edad. Tenían toda su vida por delante; cumpleaños, graduaciones, bodas, tener sus propios hijos. Entre los caídos hubo además maestros; hombres y mujeres que dedicaban sus vidas a ayudar a nuestros hijos a cumplir sus sueños.
De manera que nuestros corazones están destrozados actualmente; por los padres y abuelos, los hermanos de esos niños pequeños, y por las familias de los adultos que perdieron sus vidas. Nuestros corazones también están destrozados por los padres de los sobrevivientes puesto que, estando tan bendecidos como lo están de tener a sus hijos en casa esta noche, ellos saben que la inocencia de sus hijos se la han robado demasiado pronto, y no hay palabras que puedan aliviar su dolor.
Como país, hemos pasado esto demasiadas veces. Ya sea una escuela primaria en Newtown, o un centro comercial en Oregon, o un templo en Wisconsin, o un cine en Aurora, o una esquina en un barrio de Chicago, esos son nuestros barrios, y esos son nuestros hijos. Y vamos a tener que unir fuerzas y tomar medidas significativas para prevenir más tragedias como esta, sin tener en cuenta la política.
Esta noche, Michelle y yo haremos lo que sé que todo padre y madre en los Estados Unidos hará, que es abrazar a nuestros hijos un poco más fuerte y les diremos que los amamos, y nos recordaremos mutuamente lo profundo que es el amor que nos une. Sin embargo, hay familias en Connecticut que no pueden hacerlo esta noche. Y ellos nos necesitan a todos nosotros ahora mismo. En los días tan difíciles que se avecinan, la comunidad necesita que mostremos nuestros mejores colores como estadounidenses. Y yo haré todo lo que esté en mi poder como Presidente para ayudar.
Porque, mientras no hay nada que pueda llenar el espacio de un hijo o un ser querido que hemos perdido, todos nosotros podemos extender una mano a los que la necesitan, para recordarles que estamos dispuestos a ayudarlos, que estamos rezando por ellos, que el amor que ellos sintieron por los que perdieron perdura no solo en sus memorias sino también en las nuestras.
Que Dios bendiga la memoria de las víctimas y, como dicen las Sagradas Escrituras, sane a los quebrantados de corazón y vende sus heridas.