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Huffington Post: El Congreso debe aprobar el Proyecto de Ley Contra la Discriminación Laboral (ENDA)

Huffington Post: El Congreso debe aprobar el Proyecto de Ley Contra la Discriminación Laboral (ENDA)

Opinión - Apoyo a la Ley de No-Discriminación en el Trabajo, Dominical The Huffington Post, 3 de noviembre de 2013

Presidente Barack Obama

Puede leer la publicación original aquí.
 
Aquí en Estados Unidos, estamos unidos por un principio fundamental: todos hemos sido creados iguales y todas y cada una de las personas que viven en Estados Unidos se merecen el mismo trato bajo la ley. Creemos que seas quien seas, si trabajas duro y sigues las reglas, te mereces poder perseguir tus sueños y alcanzar la felicidad. Esa es la promesa de Estados Unidos.
 
Ese es el motivo por el cual, por ejemplo, las personas que viven en Estados Unidos no pueden ser despedidas de su trabajo por el color de su piel ni por ser cristianos o judíos ni mujeres ni personas con discapacidades. Ese tipo de discriminación no tiene lugar en nuestra nación. No obstante, hoy por hoy, en 2013, en muchos estados una persona puede perder su trabajo por ser lesbiana, gay, bisexual o transexual.
 
Como resultado, millones de las personas que viven en Estados Unidos de la comunidad LGBT van a trabajar cada día con miedo a perder su trabajo, sin ningún tipo de aviso. Y todo sin motivo: solo por ser quienes son.
 
Es ofensivo. Es injusto. Y tiene que acabar, porque en los Estados Unidos de América, quién eres y a quién quieres nunca debería ser una ofensa que lleve al despido.
 
Por eso el Congreso tiene que aprobar la Ley de No-Discriminación en el Trabajo, también conocida como ENDA, que ofrecería una gran protección federal contra la discriminación, específicamente dictando que es ilegal despedir a alguien debido a su orientación sexual o identidad de género. Este proyecto de ley tiene mucho apoyo de los dos partidos y el apoyo de la mayoría de las personas que viven en Estados Unidos. Debería ser la ley del estado.
 
Las personas que viven en Estados Unidos deberían ser juzgadas por una sola cosa en su lugar de trabajo: la capacidad de hacer su trabajo. ¿Cambia en algo que el bombero que le rescata sea gay, o asimismo el contable que hace sus impuestos o el mecánico que le arregla el coche? Si alguien trabaja duro todos los días, hace todo lo que le piden, es responsable y de confianza y un buen compañero de trabajo, eso es lo único que debería importar.
 
Las empresas están de acuerdo. La mayoría de las compañías Fortune 500 y las pequeñas empresas ya cuentan con normativas de no-discriminación que protegen a los empleados LGBT. Esas compañías saben que es lo correcto y que también tiene sentido económicamente hablando. Quieren atraer y conservar a los mejores trabajadores y la discriminación hace que eso sea más difícil de conseguir. 
 
Lo mismo ocurre con nuestra nación. Si queremos crear más trabajos y fomentar el crecimiento económico y asegurar que nuestro país se mantenga competitivo en esta economía global, necesitamos que todos trabajen duro, compartan sus ideas y apliquen su preparación en hacer lo que mejor hacen. Necesitamos emplear la creatividad y el talento de todas las personas que viven en Estados Unidos.
 
Insto al Senado a votar sí a la ENDA y pido que la Cámara de Representantes haga lo mismo. Varios senadores republicanos ya han mostrado su apoyo, al igual que un número de republicanos en la Cámara. Si más miembros del Congreso se unen a la causa, podremos dar por finalizado este tipo de discriminación de una vez por todas. 
 
Pasar la ENDA sería una gran adición al progreso que hemos logrado en los últimos años. Nos hemos plantado contra los delitos motivados por discriminación con la Ley de Matthew Shepard y hemos levantado las normas que prohibían la entrada a viajeros con VIH. Hemos acabado con “Don’t Ask, Don’t Tell (No preguntes, no digas)” para que nuestros valientes hombres y mujeres de servicio puedan servir al país que aman sin esconderse, sea quien sea la persona a la que quieren. Hemos prohibido la discriminación en las viviendas y los hospitales que reciben fondos federales y hemos aprobado la Ley de Violencia contra las Mujeres, que incluye protecciones para las personas LGBT que viven en Estados Unidos. 
 
Mi Administración ha dejado de defender lo que se conoce como la Ley de Defensa del Matrimonio, y este mismo año el Tribunal Supremo de EE.UU. revocó esa ley discriminatoria. Ahora vamos a implementar ese dictado, que otorga a las parejas casadas acceso a las prestaciones federales que hace tanto tiempo se les ha denegado. Por todo el país, a medida que más y más estados reconocen la igualdad matrimonial, presenciamos cómo parejas de enamorados, algunos que llevan décadas juntos, por fin pueden unir sus lazos en matrimonio.
 
Estados Unidos está en un punto de inflexión. No solo nos estamos volviendo más abiertos y amables como pueblo, nos estamos volviendo más justos como nación. Pero aún queda mucho camino para que nuestras leyes sean iguales que nuestros ideales fundadores. Como dije en mi segundo discurso de inauguración, el camino hacia la igualdad de nuestra nación no habrá terminado hasta que tratemos a nuestros hermanos y hermanas homosexuales del mismo modo que a cualquier otra persona bajo la ley, ya que si realmente hemos sido creados como iguales, sin duda el amor que nos prometemos los unos a los otros debe tratarse también por igual.
 
En Estados Unidos, de todos los países, se debería juzgar a la gente en función de sus méritos: por las aportaciones que hacen en sus trabajos y comunidades, y por lo que Martin Luther King Jr. llamaba “el contenido de su carácter”. Eso es lo que ENDA nos ayuda a hacer. Cuando el Congreso la apruebe, la convertiré en ley y nuestra nación será un lugar más justo y fuerte para las futuras generaciones.
 
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