El gobierno de los Estados Unidos publicó el Plan Nacional de Preparación para el COVID-19, que permitirá a los Estados Unidos avanzar de manera segura, manteniendo y aprovechando el progreso logrado en los últimos 13 meses. Este plan establece la hoja de ruta que nos ayudará a luchar contra el COVID-19 en el futuro, a medida que vamos volviendo a nuestras rutinas normales. Miramos hacia un futuro en el que los estadounidenses ya no teman a los confinamientos, a los cierres y que sus hijos no vayan a la escuela. Es un futuro en el que el país confía en las medidas de protección que hemos construido e invierte en la próxima generación de herramientas para adelantarse a este virus.

El Plan Nacional de Preparación para el COVID-19 del presidente se centra en cuatro objetivos clave:


Proteger contra el COVID-19 y tratar esta enfermedad

Los Estados Unidos han experimentado, desde 2020, cinco olas de la pandemia, incluidas tres en el último año, que fueron impulsadas por nuevas variantes. Los Estados Unidos experimentaron una ola de casos de COVID-19 impulsada por la variante alfa a principios de la primavera de 2021, un momento en que el programa de vacunación de los Estados Unidos administraba una cantidad récord de vacunas todos los días. La variante delta, que era más del doble de contagiosa que la cepa original del coronavirus, luego se extendió por todo el país a partir del verano de 2021, comenzando en el sur y extendiéndose a las regiones del Medio Oeste y las Montañas Rocosas.

La variante ómicron representó otro paso en la evolución del virus, y ha sido uno de los virus más contagiosos de la historia, que causó una cantidad récord de infecciones en todo el mundo durante los últimos tres meses. Sin embargo, debido tanto a la menor gravedad de la variante de ómicron como a un mayor nivel de inmunidad en la población gracias a las vacunas, la variante ómicron ha causado relativamente menos casos graves de COVID-19. En comparación con olas anteriores de COVID-19 en los Estados Unidos, la ola de la variante ómicron ha tenido una proporción menor de casos que provocaron hospitalización o muerte.

Los Estados Unidos han superado la ola actual de ómicron con una interrupción mínima: las escuelas y las empresas permanecieron en su mayoría abiertas. A medida que el país emerge de la ola de ómicron, nuestro camino a seguir se basa en mantener y continuar mejorando las numerosas herramientas que ahora tenemos para protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, desde vacunas, pruebas, tratamientos, mascarillas y más.

En enero de 2021, los estadounidenses tenían muy pocas herramientas para protegerse contra el COVID-19, y las herramientas eran limitadas. Durante el último año, junto con los estados, las localidades y los socios públicos y privados, la Administración ha movilizado un esfuerzo sin precedentes de toda la sociedad para brindar a los estadounidenses las herramientas que necesitan para protegerse.

Para la administración, las vacunas son el centro de nuestra respuesta al COVID-19 ya que son la mejor herramienta que tenemos para prevenir la hospitalización y la muerte. Pusimos en marcha el programa de vacunación gratuito más grande en la historia de nuestro país: movilizamos 90.000 centros de vacunación, establecimos decenas de centros de vacunación masiva administrados por el gobierno federal con la capacidad de administrar más de 125.000 dosis combinadas por día y desplegamos más de 9.000 empleados federales para apoyar la vacunación en todo el país, incluidas más de 5.000 tropas en servicio activo.

Como resultado, actualmente, la mayoría de los estadounidenses tienen la protección de una vacuna. Hay 217 millones de estadounidenses completamente vacunados y, aproximadamente, dos tercios de los adultos elegibles recibieron una vacuna de refuerzo. Las personas vacunadas y con refuerzo tienen 41 veces menos de probabilidades de morir de COVID-19 que las personas no vacunadas. Y la campaña de vacunación sin precedentes de los Estados Unidos ha salvado vidas: según una estimación hecha en diciembre de 2021, se calculó que las vacunas salvaron más de 1 millón de vidas de estadounidenses y previnieron con éxito más de 10 millones de hospitalizaciones.

La Administración también ha acelerado el desarrollo, la fabricación y la adquisición de tratamientos para el COVID-19. Se ha creado un botiquín diverso que incluye más tratamientos que en cualquier otro momento de la pandemia. Actualmente, alrededor de 4 millones de dosis están disponibles para los estadounidenses, con 1 millón de dosis adicionales del antiviral de Pfizer disponibles en marzo y otros 2.5 millones de dosis adicionales del antiviral de Pfizer disponibles en abril. En total, hemos asegurado 20 millones de dosis de las píldoras antivirales de Pfizer que salvan vidas, que han demostrado reducir el riesgo de hospitalización o muerte en un 89%.

El suministro de pruebas de la nación ha aumentado notablemente. Ahora tenemos sitios de prueba gratuitos en 21,500 centros en todo el país. En enero de 2021, no estaban disponibles en el mercado las pruebas rápidas en el hogar para los estadounidenses; durante enero de 2022, hubo disponibles más de 480 millones de pruebas en el hogar para los estadounidenses, además de todas las otras opciones de prueba. Y respaldamos COVIDtests.gov para que los estadounidenses pudieran pedir pruebas que se enviaran directamente a sus hogares, de forma gratuita. Los seguros privados y Medicaid ahora cubren las pruebas rápidas en el hogar de forma gratuita, y Medicare cubrirá por completo estas pruebas en el hogar a partir de esta primavera.

Y el gobierno de los Estados Unidos ha puesto con éxito la equidad en el centro de una respuesta de salud pública a nivel nacional. Los adultos hispanos, negros y asiáticos ahora reciben las mismas tasas de vacunación que los adultos blancos. Este es el resultado de un esfuerzo de toda la sociedad que llevó a los Estados Unidos a ser lo que son hoy: un lugar con empleadores que ofrecieron tiempo libre remunerado para sus empleados; proveedores de cuidado infantil que ofrecieron servicios sin cita previa para que los cuidadores se vacunaran; autoridades de transporte público y empresas de viajes compartidos que proporcionaron viajes gratuitos a los centros de vacunación; iglesias, organizaciones cívicas, peluquerías y salones de belleza que abrieron sus puertas para ser espacios de confianza para la vacunación; y familias que hicieron de la vacunación un asunto familiar.

El camino a seguir en la lucha contra el COVID-19 es claro: debemos mantener y mejorar continuamente las herramientas que tenemos para protegernos contra el COVID-19 y tratarlo. La Administración espera trabajar con el Congreso para garantizar que tengamos los recursos para ello.

Debido a que contamos con estas herramientas, podemos ir normalizando nuestras rutinas de manera segura, y el uso de medidas de mitigación de salud pública, como el uso de mascarillas, puede ser menos frecuente. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han actualizado su marco de recomendaciones sobre medidas preventivas como el uso de mascarillas. Por lo tanto, el uso de mascarillas se recomienda cuando y donde más importa, y los estadounidenses las usarán con menos frecuencia.

Que quede claro: a medida que los Estados Unidos avanzan, no dejaremos a nadie atrás. La equidad permanecerá en el centro mismo de nuestro recorrido en la lucha contra el COVID-19. Y estaremos allí para apoyar a los estadounidenses en los impactos a largo plazo de COVID-19, incluidas las personas que experimentan desafíos prolongados por el COVID-19 o de salud mental, así como las familias que sufren la tragedia de haber perdido a un ser querido.

La Administración trabajará con el Congreso para asegurar los fondos necesarios para:

La Administración de Seguridad y Salud Si la FDA da su autorización y los CDC recomiendan una vacuna para niños menores de cinco años, los Estados Unidos están preparados para distribuir vacunas de inmediato a través de una red de miles de consultorios pediátricos, hospitales infantiles, centros de salud y sitios locales, para que las vacunas estén disponibles de manera conveniente para las familias de todo el país.

La Administración continuará asegurándose de que todos los estadounidenses tengan acceso inmediato a vacunas seguras y gratuitas, porque las vacunas son la defensa más eficaz contra el COVID-19. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS) también continuará monitoreando la eficacia y la durabilidad de las vacunas actualmente autorizadas contra las variantes actuales y futuras, y hará recomendaciones para optimizar la protección.

Para garantizar que las personas permanezcan protegidas, el gobierno de los Estados Unidos continuará utilizando acuerdos de compra anticipada cuando corresponda y trabajará en estrecha colaboración con los fabricantes de vacunas para producirlas de manera rápida y segura. Apoyar completamente esta iniciativa para ampliar la fabricación nacional de vacunas requerirá recursos adicionales por parte del Congreso. Además, mantendremos una red de decenas de miles de sitios para enviar vacunas al pueblo estadounidense en cualquier momento en que esto se necesite.

El HHS continuará su trabajo para equipar a los estadounidenses con las herramientas para identificar información errónea e invertirá en tareas a largo plazo para desarrollar resiliencia contra la información errónea sobre la salud.

El gobierno de los Estados Unidos adquirirá tratamientos adicionales; continuará utilizando un proceso acelerado y simplificado para revisar los tratamientos para que la FDA los autorice; y acelerará la investigación y el desarrollo de tratamientos de nueva generación. Estas tareas requerirán fondos adicionales y facultades del Congreso.

La Administración presentará nuevos programas de educación para el público y los proveedores para que los estadounidenses puedan acceder rápidamente a los tratamientos. La Administración establecerá centros de pruebas y tratamientos en clínicas situadas en farmacias, centros de salud comunitarios, centros de atención a largo plazo y las instalaciones del Departamento de Veteranos (VA) en todo el país. Los centros de pruebas y tratamientos estarán operativos en marzo.

Las mascarillas han sido una herramienta fundamental para protegernos, pero tienen un momento y un lugar. Con una amplia gama de otras herramientas de protección implementadas, los CDC han anunciado un marco actualizado para la orientación sobre medidas preventivas como el uso de mascarillas. Dejaron de basar las recomendaciones generales en el recuento de casos y la positividad de las pruebas y, en su lugar, fomentan medidas de prevención como el uso de mascarillas cuando son más necesarias para minimizar la gravedad de las enfermedades y evitar que nuestros hospitales se vean saturados en tiempos en que el COVID-19 está aumentando. Al monitorear el riesgo de la comunidad, las mascarillas se pueden usar cuando el riesgo de enfermedad grave en la comunidad es alto y se pueden quitar cuando el riesgo es bajo. En general, significa que los estadounidenses usarán menos mascarillas porque muchas personas están protegidas contra enfermedades graves.

La Administración lanzará un sitio web donde los estadounidenses pueden encontrar el nivel de riesgo de COVID-19 en su comunidad y orientación específica en función de ese riesgo. El sitio también indicará a las personas las herramientas que ahora tenemos para luchar contra el COVID-19, como ubicar un centro de vacunación en un vecindario o encontrar una mascarilla de alta calidad gratuita en una tienda de comestibles o farmacia local.

La Administración seguirá utilizando el proceso de autorización acelerado para ayudar a los fabricantes de pruebas a llevar las pruebas al mercado rápidamente, mantener la red estadounidense de miles de centros de prueba gratuitos, utilizar la Ley de Producción de Defensa (DPA) y otras autoridades, cuando se justifique, para aumentar la capacidad de fabricación, e invertir en innovación para que las pruebas sean menos costosas. Estas inversiones continuas en pruebas requerirán fondos adicionales del Congreso.

La Administración continuará brindando un fuerte apoyo a las personas inmunocomprometidas, lo que incluye proporcionar acceso prioritario a tratamientos e intervenciones preventivas, en espera de fondos adicionales del Congreso, así como garantizar el acceso a los refuerzos. La Administración también aumentará el acceso equitativo a las pruebas y los recursos de mitigación de COVID-19 para personas con discapacidades y adultos mayores, e involucrará a la industria para acelerar la investigación y el desarrollo de autopruebas accesibles. Asegurar suficientes tratamientos preventivos para las personas inmunodeprimidas requerirá financiamiento adicional del Congreso.

En reconocimiento de los impactos a largo plazo de gran alcance del COVID-19 en nuestra sociedad, el presidente ordenará al gobierno de los Estados Unidos que acelere los esfuerzos para detectar, prevenir y tratar los efectos a largo plazo del COVID-19, coordinar esfuerzos para brindar apoyo a las familias que han experimentado la pérdida de un ser querido relacionada con el COVID-19 y atender la salud mental y el bienestar de nuestras comunidades. La Administración también propondrá realizar nuevas inversiones en trabajadores de la salud para apoyar su salud mental y bienestar.

La Administración continuará dando prioridad a brindar acceso equitativo a la atención de la salud y los recursos de salud pública relacionados con el COVID-19, incluido el equipo de protección personal (EPP), las pruebas, los tratamientos, las mascarillas y las vacunas. También abordará las desigualdades de salud relacionadas con el COVID-19 entre las comunidades definidas por raza, etnia, geografía, discapacidad, orientación sexual, identidad de género y otros factores. El gobierno de los Estados Unidos apoyará recursos dedicados para organizaciones comunitarias locales, centros de salud comunitarios y clínicas de salud rurales.

Prepararse para nuevas variantes

Mientras trabajamos para mantenernos protegidos contra el COVID-19, los Estados Unidos deben permanecer preparados para cualquier nueva variante que pueda surgir en nuestro camino. Para hacerlo, la Administración ha desarrollado un plan integral sobre cómo monitoreamos este virus para adelantarnos, adaptar nuestras herramientas rápidamente para combatir una nueva variante y desplegar recursos de emergencia para ayudar a las comunidades.

Antes de enero de 2021, el gobierno federal tenía datos y capacidades de secuenciación insuficientes y estaba mal equipado para responder a nuevas variantes. La notificación electrónica de casos solo estaba disponible para una cantidad limitada de estados en 2020, y el país podía secuenciar solo 3.000 aislamientos virales por semana. Los Estados Unidos no tenían un plan para responder a una nueva variante o realizar esfuerzos integrales para responder a un aumento en los casos de COVID-19.

La Administración ha mejorado la recopilación, la producción y el análisis de datos, y ha ampliado la notificación electrónica de casos a los 50 estados, Washington D.C., Puerto Rico y miles de centros de atención de la salud. Los CDC ahora rastrean una variedad de métricas de respuesta clave de COVID-19 que incluyen casos, pruebas, vacunas e ingresos hospitalarios en tiempo real. Además, los CDC lanzaron, y mejoran continuamente, el Sistema Nacional de Vigilancia de Aguas Residuales (NWSS) para rastrear la presencia de SARS-COV-2 en muestras de aguas residuales recolectadas en todo el país. Los Estados Unidos han establecido una operación de secuenciación de clase mundial, secuenciando hasta 90.000 aislamientos por semana. Los esfuerzos de secuenciación de los CDC ahora pueden detectar de manera confiable variantes que representan tan solo el 0,1% de todos los casos de COVID-19 que circulan en los Estados Unidos. Y cuando se identifican nuevas variantes, el gobierno federal tiene una red de investigadores (federales, académicos y comerciales) que pueden estudiar la secuencia y evaluar las mutaciones rápidamente, lo que permite que el gobierno responda rápidamente a las variantes preocupantes.

La Administración también ha construido con éxito una sólida infraestructura de respuesta a emergencias. Nuestra respuesta a la ola, dirigida por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) y el HHS, desarrolló capacidades para hacer frente a más de 100 centros federales de vacunación masiva y sitios federales de prueba durante la ola, distribuyó millones de suministros críticos y desplegó miles de integrantes del personal clínico y no clínico federal para apoyar a los estados, tribus y territorios. Desde julio de 2021, el gobierno federal ha desplegado más de 4.000 miembros del personal militar y no militar, incluidos médicos, enfermeros y paramédicos; envió más de 3.400 respiradores, ambulancias y otros suministros críticos; y envió más de 115 millones de EPP. Durante el último año, FEMA ha invertido 300 millones de dólares en la preparación de hospitales estatales para ampliar la capacidad hospitalaria en 38 estados.

En el futuro, la Administración mantendrá nuestras capacidades de prueba de datos, secuenciación, respuesta ante variantes y respuesta a aumentos. Los CDC continuarán mejorando la recopilación, el informe y el análisis de datos de COVID-19 para que los Estados Unidos estén mejor informados y listos para responder a nuevas variantes. Y, si surgen nuevas variantes, el gobierno federal aprovechará los manuales de estrategias establecidos para evaluar el impacto de una nueva variante en nuestras vacunas, tratamientos y pruebas, y desplegará rápidamente las herramientas, el personal y los recursos que necesitan los estadounidenses. Los Estados Unidos también retendrán una importante reserva de herramientas para combatir el COVID-19 que permanecen listas para su despliegue.

La Administración trabajará con el Congreso para asegurar los fondos necesarios para:

El gobierno de los Estados Unidos continuará mejorando la recopilación de datos de vacunas y de la enfermedad de COVID-19, la vigilancia de aguas residuales y la capacidad de secuenciación de virus para que estemos mejor preparados para responder rápidamente a las amenazas emergentes. Esto incluye fortalecer la infraestructura de datos y la interoperabilidad para que más jurisdicciones puedan vincular la vigilancia de casos y los datos hospitalarios con los datos de las vacunas. La Administración también está aprovechando las capacidades de respuesta de COVID-19 para una mayor preparación ante una pandemia.

En el lanzamiento inicial de la vacuna en diciembre, muchos estadounidenses estaban La Administración ha desarrollado un manual de estrategias ante variantes para evaluar de inmediato la gravedad de la enfermedad y la transmisibilidad de una nueva variante, y para acelerar la evaluación rápida de laboratorio de la efectividad de las vacunas, las pruebas y los tratamientos contra cualquier variante. El gobierno de los Estados Unidos también ha desarrollado una serie de planes en coordinación con los fabricantes para acelerar el desarrollo, la aprobación, la fabricación y la entrega de vacunas, pruebas y tratamientos actualizados. Estos planes y procesos acelerados indican que las vacunas actualizadas se pueden implementar en 100 días en lugar de muchos meses o años.

La FDA ha desarrollado nuevos enfoques para acelerar la autorización de una vacuna o tratamiento dirigido a cualquier variante nueva, manteniendo prácticas estrictas y duraderas para garantizar la seguridad y eficacia de los productos.

La Administración ha desarrollado un manual integral de estrategias de respuesta de emergencia a olas de COVID-19 para desplegar los centros de prueba y vacunación masiva, acelerar los despliegues de personal médico y de emergencia, ampliar los hospitales y las instalaciones de emergencia, y proporcionar suministros de emergencia.

Estados Unidos almacenará nuevas categorías de suministros, incluidas pruebas en el hogar, píldoras antivirales y mascarillas para la población en general por primera vez. La Administración también mantendrá una Reserva Nacional Estratégica (SNS) completamente abastecida con un inventario de mascarillas, respiradores, guantes, batas y equipo hospitalario. El gobierno de los Estados Unidos estará listo para entregar suministros al pueblo estadounidense para garantizar un abastecimiento adecuado en tiempos de aumentos repentinos, brotes de COVID-19 o nuevas variantes.

La Administración ha hecho la transición de una organización operativa y logística de emergencia a una estructura de agencia permanente en el HHS, lo que ha permitido a la Administración aprovechar su progreso, la experiencia y las habilidades, y continuar brindando las herramientas necesarias al pueblo estadounidense durante esta pandemia y durante cualquier brote de enfermedades en el futuro.

Prevenir cierres de la economía y escuelas 

Nuestro camino a seguir se basa en brindar a las escuelas y las empresas las herramientas que necesitan para prevenir cierres de la economía y escuelas, para que nuestros estudiantes puedan permanecer seguros en la escuela, nuestros trabajadores puedan estar seguros en el trabajo y nuestra economía pueda seguir creciendo.

A principios del año pasado, los Estados Unidos estaban experimentando cierres generalizados de escuelas y comercios: solo el 46% de las escuelas de jardín de infantes a 12º grado estaban abiertas para el aprendizaje en persona, y millones de negocios habían cerrado y decenas de millones de estadounidenses habían perdido sus trabajos en 2020. A lo largo del último año, la Administración trabajó para proporcionar a las escuelas, los proveedores de cuidado infantil y las empresas las herramientas y los recursos necesarios para abrir de manera segura, manteniendo seguros a nuestros niños, estudiantes y trabajadores.

La Administración proporcionó una inversión histórica de 130 mil millones de dólares del Plan de Rescate Económico para reabrir las escuelas. Para esto, se mejoró la ventilación de las escuelas, se brindó acceso a las pruebas y se contrató a más maestros, enfermeros y personal. Para proteger a los trabajadores y mantener abiertos nuestros comercios, la Administración lanzó la campaña de vacunación más grande de la historia, trabajando mano a mano con la comunidad empresarial y exigiendo las vacunas a quienes fuera posible, incluidos los trabajadores federales.

Hoy, alrededor del 99% de las escuelas de jardín de infantes a 12º grado están abiertas para las clases presenciales. Y desde que el presidente Biden asumió el cargo, ha habido un crecimiento laboral histórico. La economía de los Estados Unidos creó 6.6 millones de puestos de trabajo en 2021 (el mayor crecimiento de puestos de trabajo registrado en cualquier año) y creció un 5.7 % en 2021, el ritmo de crecimiento económico más rápido en casi cuatro décadas. Los Estados Unidos también fueron la primera gran economía en el mundo en superar su producción económica previa a la pandemia.

El camino a seguir en la lucha contra el COVID-19 es claro: las escuelas, los trabajadores y los lugares de trabajo cuentan con los recursos y la orientación para evitar los cierres.

La Administración trabajará con el Congreso para asegurar los fondos necesarios para:

El gobierno de los Estados Unidos también proporcionará una lista de verificación de aire limpio en edificios, que todas las construcciones pueden usar para mejorar la ventilación interior y la filtración de aire, y fomentará la adopción de mejoras de ventilación. La Administración también brindará asistencia técnica que aliente a las escuelas, los edificios públicos y los gobiernos estatales, locales y tribales a realizar actualizaciones y mejoras en la ventilación utilizando los fondos del Plan de Rescate Estadounidense.

La Administración trabajará con el Congreso para restablecer los créditos fiscales para ayudar a las pequeñas y medianas empresas a proporcionar permisos familiares y por enfermedad remuneradas para hacer frente a las ausencias relacionadas con el COVID-19.

La Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA por sus siglas en inglés) del Departamento de Trabajo actualizará la orientación en el lugar de trabajo para equipar mejor a los empleadores con las herramientas que necesitan para garantizar lugares de trabajo seguros, incluida la orientación sobre cómo los empleadores pueden continuar apoyando una mayor vacunación y refuerzo de sus empleados; apoyar a los trabajadores, como las personas inmunocomprometidas que optan por usar mascarillas de alta calidad; limitar las infecciones en el lugar de trabajo; y mejorar la ventilación.

Los proveedores de educación y cuidado temprano, incluidos los centros de cuidado infantil, los proveedores de cuidado infantil familiar, el kindergarten de infantes y más, han sido esenciales en nuestra lucha contra el COVID-19. La Administración invirtió 40 mil millones de dólares en fondos del Plan de Rescate Económico en estados, territorios y tribus para ayudar a los proveedores de cuidado infantil y a los proveedores de Head Start a continuar abiertos y brindar atención segura, que es crucial para que los padres regresen al trabajo. Sobre la base de estos fondos, la Administración continuará involucrando a la comunidad de proveedores de educación y cuidado temprano para garantizar que tengan herramientas y apoyo para permanecer abiertos de manera segura y continuar apoyando a nuestras familias.

El COVID-19 ya no necesita dictar cómo trabajamos. Las agencias federales seguirán el ejemplo, aumentando el horario de apertura de las oficinas federales orientadas al público para citas en persona e interacciones en persona en el mes de abril.

Continuar liderando los esfuerzos para vacunar al mundo y salvar vidas

La lucha contra este virus en el extranjero es clave para los esfuerzos que los Estados Unidos llevan a cabo para proteger a las personas y adelantarse a las nuevas variantes. Para hacerlo, continuaremos liderando el suministro de vacunas al mundo, ayudando a vacunar y desplegando suministros de emergencia a los países que experimentan aumentos repentinos de casos de COVID-19. También continuaremos avanzando en la capacidad sostenible y el financiamiento para la seguridad de la salud para combatir las variantes del COVID-19.

El presidente se comprometió a que los Estados Unidos fueran el arsenal mundial de vacunas, porque es lo que debemos hacer y por nuestro interés colectivo. Los Estados Unidos están cumpliendo con ese compromiso. Somos el único país en haber adquirido mil millones de vacunas con el único propósito de donarlas. La Administración se ha comprometido a donar 1,200 millones de dosis a otros países, de forma gratuita y sin condiciones, lo que representa el mayor compromiso de cualquier país o grupo de países en el mundo. A la fecha, el gobierno de los Estados Unidos ha entregado más de 475 millones de dosis gratuitas a 112 países de todo el mundo, cuadriplicando la cantidad de dosis gratuitas compartidas con el mundo efectuada por cualquier otro país.

Además, el gobierno de los Estados Unidos ha entregado recursos que salvan vidas, como oxígeno, tratamientos, EPP y otros suministros esenciales por un valor de más de mil millones de dólares a países que experimentan brotes. Los expertos en salud pública del gobierno de los Estados Unidos de los CDC, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), el Departamento de Estado, el HHS y el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR por sus siglas en inglés) y otras entidades están trabajando estrechamente con proveedores que trabajan en este campo, brindando asistencia técnica en la implementación del programa de vacunas, la prestación de atención y la investigación de brotes. Hemos aumentado la capacidad mundial para fabricar vacunas y hemos fomentado un entorno propicio para la innovación, lo que abarca incluso la estimulación de la fabricación africana.

Durante el último año, la Administración de Biden fue pionera en el modelo de donación y entrega de vacunas excedentes al resto del mundo. Los Estados Unidos fueron el primer país en anunciar una compra de dosis destinada únicamente a la donación a otros países; el primer país en renunciar a nuestro lugar en la espera de vacunas, lo que permite que la Unión Africana comience a recibir de inmediato hasta 110 millones de dosis de Moderna a una tarifa reducida negociada por los Estados Unidos; y el primer país en negociar un acuerdo para enviar vacunas directamente a entornos humanitarios y zonas de conflicto para vacunar a las personas desplazadas.

El camino a seguir en la pandemia requerirá redoblar nuestro compromiso para ayudar a vacunar al mundo y salvar vidas al hacer que las pruebas, los tratamientos y los EPP estén ampliamente disponibles.

La Administración trabajará con el Congreso para asegurar los fondos necesarios para:

Los Estados Unidos continuarán entregando los 1.200 millones de dosis que nos comprometimos a donar a los países que las necesitan, y seguirán aprovechando las alianzas que el gobierno de los Estados Unidos creó para donar y entregar vacunas al resto del mundo.

El gobierno de los Estados Unidos aumentará la inversión en la Iniciativa para el Acceso Global a las Vacunas (Global VAX), una ambiciosa iniciativa mundial de vacunación para colocar dosis a disposición de países aliados para implementar sus planes rápidamente. Esto incluye apoyar esfuerzos como impulsar campañas de comunicación, proporcionar y apoyar vacunadores en la primera línea, comprar jeringas y suministros para la cadena de frío, pagar el envío y la logística para acelerar la entrega de vacunas en áreas de difícil acceso, asegurar que las personas con alto riesgo de hospitalización y muerte (como las personas de la tercera edad y los inmunocomprometidos) se vacunen y generar confianza en las vacunas. Los esfuerzos globales ampliados de vacunación requerirán fondos adicionales del Congreso.

El gobierno de los Estados Unidos pondrá a disposición oxígeno y equipos de protección personal, mejorará las pruebas, proporcionará tratamientos, fortalecerá los sistemas de salud globales para luchar contra el COVID-19, protegerá a los trabajadores de la salud del COVID-19 y a los servicios de salud esenciales de las interrupciones del COVID-19, mejorará la detección, el seguimiento y la mitigación de nuevas variantes de COVID-19 y aumentará la fabricación regional y local de contramedidas. Estas inversiones requerirán fondos adicionales del Congreso.

El gobierno de los Estados Unidos seguirá trabajando para desarrollar una mejor capacidad para luchar contra el COVID-19, gestionar futuras variantes y promover la seguridad sanitaria y la preparación para futuras pandemias. Los Estados Unidos se han comprometido a establecer un nuevo fondo intermediario financiero de seguridad sanitaria en el Banco Mundial en 2022, y nosotros llamamos a todos los países y organizaciones públicas y privadas para que se comprometan con acciones urgentes para ayudar en la respuesta global ante el COVID-19.

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